La caída de la princesa de la mafia, el ascenso de la reina del cártel
Al
a arrancándose de mi gargant
ndo sus uñas perfectamente cuidadas, como si el col
poder significativa -dijo, con voz aburrida
. La última pieza desorde
a suciedad en mis mejillas. La finalidad de todo se derrum
mó. Ni por
había enviado esa mañana,
sperar a se
ara siempr
más que
que estaba ocupado. La verdad era mucho p
eléfono estaba dentro. No se lo habían llevado.
as encontraba su número. E
dos v
oz era cortant
¿
un sollozo atrapa
oz bajó, cada palabra
ra asuntos de la Famili
lg
mi oído, un sonido más vio
gar golpeando la rellamada
. *El número que usted ma
endo contra el frío suelo de baldosas. El sonido resonó
peor que la herida de bala.
ía dejado. Me
blina de soledad estéril y las incesantes pregun
a hija del Escorpión
gaba a creer que el padre amoroso que me enseñó a andar en bicicleta
él. Igual que Dante ha
que e