La traición del Don: Mi imparable ascenso
ía
vacías, cada gota en el parabrisas desdibujaba las luces d
a fiebre infantil, la convertía en un blanco fácil, pero fue su salario lo que me envió a la escuela privada más elitista
traatacar. Cuando una chica me puso chicle en el pelo, empapé su colchón con una manguera de jardín y es
auditorio vacío. Me arrastraron al escenario, sujetándome mientras Isabella b
una voz cort
énga
pasillos de nuestra escuela. Le arrebató las tijeras de la mano a
fue una petición. Fu
si tenía heridas. Fue la primera vez que alguien en ese mundo me mostró
ando raíces en mi corazón. Pero todo lo que veía era la forma en que miraba a
n mis estudios, graduándome con los más altos honores de
e Isabella. El noveno intento. La música sonaba, los invitados estaban sentados, pero la novia se hab
se rompió. Sus ojos fríos y furiosos recorrieron la multitud de invitados, y luego se p
conmig
a mí, la hija de la sirvienta, que fuera su esposa. Por un momento salvaje y tonto, la chica que lo había ob
siquiera sabía mi nombre. Y a
madre le diagnosticaron un neumotórax, un pulmón colapsado, trajo al mejor equipo médico del país y le salvaron la vida. M
eñales de su creciente afecto. Pensé que tal
peranza muri
o cuando lo oí habla
ijo Dante, con la voz pl
sejero
So
respiración
omo el hielo-. Un reemplazo barato. Un cuerpo en mi cama. En e