La traición del Don: Mi imparable ascenso
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Patrón del Cártel de la Sierra de Monterrey. Nuestro matrimonio fue un contrat
nces, ell
curo para jugar a los "Siete Minutos en el Paraíso", y salió con un chupetón fres
te, igual que su mad
rraran en el calabozo privado de la familia. Él sabía que era una trampa, pero
o fui un "reemplazo barato", un cuerpo en su ca
ra General de Diseño. Competiría contra Dante por el contrato más grande de la ciudad, usando los mismos diseñ
ítu
ía
para un matrimonio que nunca estuvo vivo. La cláusula de disolución ya e
a vida de la que yo estaba excluida. Los candelabros de cristal lanzaban arcoíris fracturados sobre los rostros de la élite de Monterrey, el aire estaba cargado con el aroma de perfumes caros
uramente con los vestidos brillantes y enjoyados de las otras muj
Miren lo que
el ruido. Se deslizó hacia mí, flanqueada por dos mujeres cuya
Pensé que la servidumbre sol
íquido ámbar que se arremolinaba en
, Isa
ezcas? -intervino una de sus amigas, mirándome de arriba
con la voz tan fría y plana como pude-. Como
aguda y tintineante qu
a divertida que todos cuentan sobre la vez que el Patrón del Cártel se casó c
u susurro era solo para mis oídos, un dardo
ablar? Espero que no se esté robando la platería. Pa
anquila y frágil que había mantenido durante
a atrás. No fue un empujón fuerte, pero fue sufic
z baja y peligrosa, un tono que no había usado desde que era una
sabella se con
Zo
oscuro me salpicó la cara y el frente de mi vestido, una mancha violenta en la s
re. No me moví. Solo la miré fijamente,
icie
sombras, pero cortó el salón como un di
nt
ra Dante "El Diablo" de la Vega, el Patrón absoluto del Cártel de la Sierra, un hombre que había heredado un imperio criminal a los veinticinco años y
ella. Su furia era algo palpable, una presión fría y
escalofriantemente tranquila pero con
ediatamente se hizo la víctima.
Solo te casaste con ella
e despiadada, una ejecuc
espero
el hierro, duro e implacable. Sin otra palabra, me arrastró a través de la mult
Miré por la ventana las luces borrosas de la ciudad, muy consciente de
o. La tensión en sus hombros pareció aliviarse, pero solo marginalmente. Cuando finalmente ha
a nuestro
lví para
l mes
ligero movimiento en
to hueco-. Te lo compensaré. Rentaré todo el parque de
fono vibró en el asiento entre nosotros
bel
n ronroneo seductor y arrulla
ento mucho. Estoy sola