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La traición del Don: Mi imparable ascenso

La traición del Don: Mi imparable ascenso

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1236    |    Actualizado en: 29/10/2025

Patrón del Cártel de la Sierra de Monterrey. Nuestro matrimonio fue un contrat

nces, ell

curo para jugar a los "Siete Minutos en el Paraíso", y salió con un chupetón fres

te, igual que su mad

rraran en el calabozo privado de la familia. Él sabía que era una trampa, pero

o fui un "reemplazo barato", un cuerpo en su ca

ra General de Diseño. Competiría contra Dante por el contrato más grande de la ciudad, usando los mismos diseñ

ítu

ía

para un matrimonio que nunca estuvo vivo. La cláusula de disolución ya e

a vida de la que yo estaba excluida. Los candelabros de cristal lanzaban arcoíris fracturados sobre los rostros de la élite de Monterrey, el aire estaba cargado con el aroma de perfumes caros

uramente con los vestidos brillantes y enjoyados de las otras muj

Miren lo que

el ruido. Se deslizó hacia mí, flanqueada por dos mujeres cuya

Pensé que la servidumbre sol

íquido ámbar que se arremolinaba en

, Isa

ezcas? -intervino una de sus amigas, mirándome de arriba

con la voz tan fría y plana como pude-. Como

aguda y tintineante qu

a divertida que todos cuentan sobre la vez que el Patrón del Cártel se casó c

u susurro era solo para mis oídos, un dardo

ablar? Espero que no se esté robando la platería. Pa

anquila y frágil que había mantenido durante

a atrás. No fue un empujón fuerte, pero fue sufic

z baja y peligrosa, un tono que no había usado desde que era una

sabella se con

Zo

oscuro me salpicó la cara y el frente de mi vestido, una mancha violenta en la s

re. No me moví. Solo la miré fijamente,

icie

sombras, pero cortó el salón como un di

nt

ra Dante "El Diablo" de la Vega, el Patrón absoluto del Cártel de la Sierra, un hombre que había heredado un imperio criminal a los veinticinco años y

ella. Su furia era algo palpable, una presión fría y

escalofriantemente tranquila pero con

ediatamente se hizo la víctima.

Solo te casaste con ella

e despiadada, una ejecuc

espero

el hierro, duro e implacable. Sin otra palabra, me arrastró a través de la mult

Miré por la ventana las luces borrosas de la ciudad, muy consciente de

o. La tensión en sus hombros pareció aliviarse, pero solo marginalmente. Cuando finalmente ha

a nuestro

lví para

l mes

ligero movimiento en

to hueco-. Te lo compensaré. Rentaré todo el parque de

fono vibró en el asiento entre nosotros

bel

n ronroneo seductor y arrulla

ento mucho. Estoy sola

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