La mentira de tres años: Su dulce venganza
/0/20212/coverbig.jpg?v=f47c2fc979dc106034d13848fa23c519&imageMogr2/format/webp)
el mismo día que supe que mi relación de tres
erfecto, Antonio Herrera, solo para es
a farsa -dijo, con una voz gla
su amiga de la infancia, una mujer que me
, me sometieron a torturas diseñadas a partir de mis mi
nvirtió en mi verdugo, convencido d
aba en el altar, listo para da
tros de distancia, a punto de transmiti
za apenas
ítu
ka
el mismo día que supe que mi relación de tres
a la ventana del
furioso,
e mi corazón, que marti
cristal, sino por las dos intensas líneas rosas que
ara
ve que agarrarme del borde del lavabo para no
s, Antonio Herrera había sido mi todo. Él era el sol que había quemado las sombras de mi pasado, la tierra firme bajo mis pies después de una vida de inestabilidad. Él, el heredero del imperio corporativo Herrera, me había el
igo del momento en que sus facciones perfectas y estoicas se rompi
mencionado una reunión en "El Círculo", uno de esos clubes obscenamente exclusivos de la Ciu
a con una energía nerviosa que no tenía nada que ver con la cafeína que había consumido durante mi turno de doce horas. Imaginé su reacción
oso y opulento del club. Todo era madera oscura, cuero flexible y el murmullo
está en la Suite
io, suave y culta. Y otra, tan inquietantemente similar que me recorrió un escalofrío. Su
e puedes soportarlo? -Esa era la voz de Manuel, su tono c
geló en el pom
istante respondi
oportado tres años de esta fa
ló. ¿Farsa? ¿A
to mientras yo hacía todo el trabajo sucio
nco. Me incliné más, mi oreja pegada a l
Te divertiste con ella. Yo, por otro lado, me mantu
ó a girar, los sonidos apagados del club se desvanecieron
res años? ¿De quién eran las manos que habían recorrido mi cuerpo en
maldita cosa. Yo solo fui el actor. Y uno muy bueno, si me
piedra fría y dura de desprecio que nunca antes le había escuchado-. Solo una si
ón-. La cara que pondrá cuando la dejes plantada en el altar para proponerle
ó. El suelo desapar
comienzo de mi v
r lo que le hizo a Bianca en la universidad. Por cada lágrim
ianca de
a y popular que había convertido mis años universitarios en un infierno. La misma de la que Anto
ue Bianca está list
a frialdad derritiéndose en una calidez que yo, tontamente, había creído reservada p
ar un sollozo. Mis piernas cedieron y me desplomé sobre la alfombra afelpada del pas
a una m
ricia tierna. Cada pro
laborado pla
je impecablemente cortado, su expresión fría y arrogante. Y Manuel, con la corbata ligeramente aflojada, una sonr
n los ojos de Manuel antes de que lo enmascarara con una arrogancia cruel. El
e en el marco de la puerta-. Miren a quién trajo el viento.
ncias que nunca había notado antes ahora gritándome en la cara. El brillo en los ojos
usurré, las palabras
ar un suspiro de e
lante del grupo. Déjame explicártelo con manzanas. Lastimaste a
abrazado mientras lloraba por el acoso, que me había prometido que nadie volvería a lastimarme... había orqu
mabas -logré decir, las p
o, un sonido
. ¿Pero amor? Cariño, eso nunca fue parte del trato. Fue u
estruido sistemáticamente mi vida nadaban ante mí. El autor intelectual y el act
o una tarjeta de crédito de platin
ón-. Considéralo una liquidación. Por tu tiempo. Ahor
Manuel se quedó, un brillo extraño y p
su voz una caricia baja que ahora me erizab
de darse la vuelta y seguir a su hermano por el pasillo, d