La mentira de tres años: Su dulce venganza
ka
forme hasta la piel mientras salía a tropezones de El Círculo. No sentía el frío. No s
s lista. Perra. Si
ombre.
iento. Me lanzó hacia atrás en el tiempo, a los fríos pisos de linóleo de un dormitorio universitario
s de los finales. Una botella de cloro se derramaba "accidentalmente" sobre mi único vestido formal antes de una entrevista para una beca. Me encerraron en un oscuro cuarto del conserje durante horas, su risa resonando afuera mientras mis respiraciones de pánico se convertían en sollozos
y aterrorizada de una familia trabajadora que no tenía recurso
apareció Ant
mi coche después de las sesiones de estudio nocturnas. Nunca presionó, nunca indagó, solo ofreció una fuerza tranquila y sólida que yo necesitaba desesperadamente. Escuchó, realm
una nueva beca cuando la mía fue inexplicablemente revocada. Pagó la repentina y aplastante deuda médica de mi m
nvertido en
y seguridad, le había creído. Le habí
enua", la voz burlona de Ma
a tonta. Una comple
tarme. Simplemente me arrodillé allí en un charco, el agua sucia de la ciudad empapando las rodillas de mis pantalones, y me reí. Un sonido hueco y roto que
ente. Lo ignoré. Probablemente era el hospital, un colega, o -una
n los dedos entumecidos. La pantalla estaba rota y resbaladiza por
n vuelco. Deslic
? ¿Est
e mi abuela. Era una enfermera fren
cerebral masivo. Los paramédicos la están ll
ió en una tormenta
deé, poniéndome de
los taxis estaban ocupados. La entrada del metro estaba inundada. Me paré en la esquina, agitando los br
a trasera bajó, revelando a un hombre con un impecable uniforme
estás en pro
cé al asiento t
ica Sur. Por fav
el espejo retrovisor por una fracción de segundo, y el
ivos justo cuando el doctor salía de
o -dijo, su voz suave pero firme-. E
abía criado después de que mis padres murieran, se veía tan pequeña y frágil
rieron, nublad
znó, su mano buscand
logré decir, apreta
ró-. Quiero verlo. Quiero ver al homb
orpes mientras marcaba su número. Sonó una, dos veces, y luego se fue al buz
o por la pantalla. *Nana se está muriendo. UCI de Médica Su
neció sin leer. Las pequeñas palomitas gri
espesas y venenosas en mi boca-. Se quedó atascado
nrisa tocó
sus ojos cerrándose-
constante del monitor cardíaco se disol
rdida desgarrándose de mi alma. Había perdido la última pieza de mi familia. Había p
, condolencias silenciosas y una profunda y hueca insensib
rando a la funeraria, una curiosidad morbosa se apoderó de mí. Abrí mi teléfono, mis d
de Antonio. Estaban en El Círculo, una botella de champán en la mesa entre ellos. Él sonreía, esa sonrisa rara e impresionante,
ría, mientras yo intentaba desesperadamente contactarlo, él estaba ce
rando y rompiéndose, se silenció. Se congeló
dos. Caminé hacia la estación de enfermeras, mi p
os lla
al consultorio
upción del embarazo -dije, mi
efe de mi departame
abuela acaba de fallecer. Necesito tom
mpo que necesites. La boda es en tres se
da se cancela. Tomaré una licencia de seis meses después de mi duelo
atónito al otro
el día de mi boda -continué con calma-. Pero antes de irme,