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Mi último deseo: Su amor verdadero

Mi último deseo: Su amor verdadero

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1818    |    Actualizado en: 24/10/2025

no. No rezó por mi alma, sino por una próxima vida donde él pud

yó mientras moría.

con amnesia. La última vez, forcé sus recuerdos a volver. Funcionó, pero llevó a Valeria al suicidio, y él pasó el resto

abía sido

rado, no corrí al hospital. Entré a la oficina de sus padres, deslicé m

vida -dije-. No se

e concederí

ítu

él por hacer añicos su promesa de un para siempre en el momento en que perdió la memoria. Después de diez años de un matrimonio tan frío como una tumba, me diagnosticaron ELA. Durante siete años, él me cuidó con una meticulosidad nacida de la culpa, no del amor. En mi lecho de muerte

ces, de

íaco. El mundo volvió a enfocarse. Estaba en un cuarto de hospital, l

de noche. Un mensaje de Eduard

n un hospital de pueblo a unas

Alex, cinco años después de que desapareciera y se le diera por m

enas podía teclear mi respuesta. Había corrido a ese hospital, mi corazón

ma escalofriante

te: el rostro de Alex, marcado por una mezcla de dolor y alivio mien

to fue un ácido amargo en mi garg

ga. En su lugar, presioné el bot

z firme, sin traicionar la tormenta dentro de mí-. Específicamen

a me miró,

tiene veinticinco años. ¿H

nto -dije, mi sonris

abían hecho realidad una década después en mi vida pasada. Un d

do y Enriqueta de la Vega, la pareja que había sido más como padres para mí que los

a! ¡Es un milagro! -gritó Enri

fía. Haremos que recupere la memoria -agre

adas por el investigador privado que había contratado. Mostraban a Alex, vivo y bien, con el brazo envuelto protectoramente alrededor de una bonita mesera de cabello o

era mi info

ompromiso -anunc

as se desv

duardo era aguda-. Esto es solo un contratie

las fotos hacia ellos-. Él tiene una nueva v

iqueta se llena

dos... desde q

ez, quizás quince años buenos. Después de eso... -dejé la frase en el aire, un espectro de s

e pequeño pueblo, cegada por el amor y la posesión. Había encontrado a Alex viviendo en un diminuto departamento sobre un garaje con

a, nuestro hogar, sería la clave. Cuando no lo fue, organicé la forma más agresiva de terapia de recuperación

emoto, Valer

un imperio empresarial y tenía una prometida a la que

fue su penitencia. Su cuidado hacia mí en

ágrimas que amenazaban con caer. No cometerí

Sofía -suplicó Eduardo, su compost

Pero no como su prometida. No como su futura e

ta vez, no conduje las horas de camino en un

ovimientos cansados. Cuando me vio, un destello de pánico cruzó su rostro. Sabía quién era yo. En mi primera vida, había

ntó, su barbilla leva

on el que había soñado durante cinco años, se posaron en mí. No hubo reconocimiento. Solo una frí

ación final. Mi corazón, ya roto, se

rprendentemente uniforme-

tro pa

é de qué es

. No estoy aquí para causar problemas. De hec

amente, atónit

aben de ti, Valeria. Han aceptado su relación. Quieren cono

de mis labios, su

e par en par, una mezcla de incre

. de v

engo mi propia vida que vivir. Alex tiene la suya. Solo estoy aquí como su

leria, cuyo comportamiento entero había cambiado. La hostilidad defens

odemos irnos! ¡Juntos! -le

e su hombro, un atisbo

que sea que haya pasad

ecuperó la memoria y todo el peso de su crueldad se asentó sobre él. En ese entonce

solía prometerle la

mi voz un susurro-. Tú tienes u

nía que sería nuestro hogar. Mientras subíamos por el largo y sinuoso camino de entrada, miré a Ale

es, al mundo, me presen

ar vidrios-. Alex siempre prometió que le encontraría un bue

or sorpresa, s

na. Espero que

no era su amor, su prometida, su destino. Era un accesorio. Una nota a

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