Mi último deseo: Su amor verdadero
FÍ
para Alex y Valeria. La hacienda de la familia de la Vega se transformó, resplandeciendo con luce
agudamente consciente de las miradas curio
a... eran novios d
quien lo encontró desp
esa otra chica? ¿Y por qué Sof
o posesivamente alrededor de su cintura. Ella estaba radiante en un vestido de diseñador hecho a medida, un collar de diamantes que debió costar una fortuna brillando en su
olorosa. Me di la vuelta, dirigiéndome a
l, golpeando una copa de cha
dad-, quiero agradecerles a todos por venir esta noch
iolentamente y luego sumieron todo
de una mesa estrellándose, el grito de una mujer y la maldición aguda de un hombre. La atm
a para evitar ser pisoteada. En la desorientadora oscuridad, una mano se aferró a mi muñeca como una
iesta se disolvieron en un rugido ahogado. Mis pulmones ardían. Justo antes de perder el conocimiento
ada en la parte trasera de una camioneta en movimiento, el aire denso con el olor a gasolina y mied
pero y lleno de pánic
esta, no durante! ¡Se suponía que debían hacer que pa
ruda r
, señorita. Recibim
Valeria-. ¡No les pagaré
ia había contratado a estos hombres. Había planeado fingir su pro
os matones de poca monta que Valeria habría contratado. Estos hombres tenían armas. Y el hombre que había hablado, el que estaba a cargo... reconocí sulso. Esto era real. Y no se tr
le oscuro y desierto. El aire salado estaba frío contra mi piel. Cárdenas sacó un teléfono e hizo
Déjalas ir. Lo que sea
e. Tiró de Valeria hacia adelante, presionan
quiero que sientas lo que es perderlo
y me agarró, arrastrándom
iguo? Solo puedes salvar
arecido, reemplazada por un miedo crudo y primario. Cuando su mirada se posó en
u voz quebrándose por la desesperaci
o por mi mejilla fría. Ya sabía su respuesta. Siempre la
e rio entr
ón, de la Vega. Simplemente
espacio estrecho y oscuro. Un momento después, el cuerpo de Valeria fue arrojado a mi lado, su calor un ext
n un chapoteo ensordecedor, y el oscuro y helado océano inmediatamente comenzó a tragarno
yo estaba extrañamente tranquila. Mi mente entró en modo de supervivencia. Me quité los tacones de una pat
rtando mis brazos y piernas, pero apenas sentí el dolor. El océano se precipitó dentro. Tomé una res
alí con un jadeo, arrastrando a Valeria conmigo. Vi un gran trozo de escombro de m
misma estaba cumplida. Alex no l
maditas suaves
a, Valeria -susurré
mecimiento repentino y aterrador me recorrió el brazo derecho. Quedó completamente flácid
madera, mi cabeza sumergiéndose bajo la superficie. Miré hacia la luz de
todo, e
í. La había salvado. Lo había l
la bienvenida a la osc
necerse, una mano se cerró alrededor de mi m