La Novia Traicionada, la Princesa de la Mafia se Alza
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ría celebrando el futuro de la familia Garza. Yo era Isabe
nombre, el hombre que se levantó junto
entencia de muerte en nuestro mundo. Esa noche, metió a su amante en nuestra casa, en mi habitación, y me encerró como a una prisionera en el área de servicio.
estaba de viaje. Me obligaron a firmar los papeles del divorcio y luego me dijeron que me ll
complicación -dijo con una f
n. Un ejército de hombres salió de ellas, liderados por un rostro que solo había visto en una fotografía. Días antes, encerrada en mi cuarto, hice una
ítu
AB
ido de las diez semanas, y el hombre que se puso
zos. El sonido de la ruptura resonó en e
norte. Un hombre cuyo nombre era una plegaria en boca de sus aliados y una maldición para sus
sicarios. Sus ojos, grandes y engañosamente inocentes, se encontraron con los míos a
n destello de pánico puro. No solo lo habían descubierto; lo habían descubierto aquí. En un hospital en su propio territorio, un lugar bajo su protecci
el linóleo pulido. Mis manos estaban firmes. Mi barbilla en alto
mi voz una cuchi
estr
. ¿Qué h
que una risa histérica amen
ndí, mi mirada fija en
re, un testamento del linaje legítimo q
palda baja en un gesto teatral de incomodi
ió-, no me
dose en una ternura que no me había mostrado en meses. Ese fue el
teando hacia mí como si fuera una ocu
-d
advertencia. Al Don de la famil
bre sangre y miedo, había sido mi salvación. Diez años atrás, me había sacado de la ambición asfixiante de mi familia adoptiva
tada. Con toda
e los presentes. La cabeza de Vicente se giró bruscamente, una marca roja y furiosa ya floreciendo en su mandíbula
éndose entre nosotros
o! ¡Solo está aquí porqu
palabra era áci
-. ¡Me dio su palabra! ¡Prometió reconocer a nuestro hijo
o bastardo no era solo un escándalo; era un cáncer. Una fis
negara. Que pusiera a esta muchacha en su lugar y reaf
hí parado, con la
, es com
icado?
era un murmullo solo para mí-. Su padre es crucial para las op
l temible Don Garza, estaba siendo chantajeado por un subordinado. En nu
o. Pasó su brazo por el de Vicente, su sonrisa u
me a comer -ronroneó, mirándome d
Fue un mensaje, pequeño y exquisitamente cruel. Un recordatorio de quién tenía el control