De la esposa dócil a la estrella atrevida
al, con pasos pesados, como si le hubieran
ojos recorriendo la casa oscura y vacía. Una sonrisa va
, al igual que el corazón de Julian. Había pasado años cuidando un lugar que en realidad era
ndo su embarazo. Lo más probable era que ahora estuviera con ella, disfrutando de e
completa, preparar la mesa y dejar las luces encen
luces. Caminó descalza hacia la vacía sala de est
no salió de las sombras y la
se prendió, bañando el rostro de Julian en una luz suave y dorada.
presionando un dedo
rcanía. Por más que se decía a sí misma que dejara de pr
dole esa misma indiferencia, mientras su voz se volvía fría, casi reprochante. "¿Dón
a era casi absurda. ¿No debería ser ella q
salieron de su boca. En su lugar, curvó los labi
staba a punto de presionar más,
desapareciera. Sus palabras salieron más suaves, inci
enta de que la preocupación que alguna vez
ugando el papel de la esposa comprensiva. Su voz era déb
pudiera dar más de dos pasos, el brazo de Julia
us manos volaron a proteger su estómago. La rabia ardió
unciendo el ceño. "Estás
ento por instinto. ¿Él
i había descubierto su embarazo, ¿la eleg
labios, pero el repentino y estrident
llegó a través del auricular, temblando de dolor. "Jules, me resbalé en
nte, y agudizando su tono, respondió con u
partó a Yvonne dirigiéndose hacia la
s, la punzada cortó profundo. Una súplica de
Por una vez, quería obligarlo a decir la verdad, saber dónde residía s
se abrieron, pero antes de que pudiera rogarle que se quedara, la voz de
violentamente mientras gritaba: "¿A dónde vas? ¿Quién er
das en su garganta. En ese instante, ella se dio cu
era en algo que nunca fue real. Se había permitido soñar con un matrimonio que solo
na transacción, nada más que una i
ilados y despiadados, la inmovilizaron como una cuchilla. "Yvonne, deja de engañarte a ti
e ante su franqueza. Ella aflojó el agarre y un sollozo entrecortado se esca
mirada silenciosa y cortante. Sin otra palabra, se dio la v
e sonido se lo dijo todo: cualquier frágil lazo qu
bandonar sus pensamientos, reproduciéndose como
el baño, con la mano apretada sobre la boca
i nada en todo el día y, sin embargo, su cuerpo
apoyó la palma sobre su vientre plano, una risa rota escapándose entre el dolor. "Pobrecito, n