Incriminada por el multimillonario que salvé
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multimillonario Julián de la Torre. Lo hice para pagar una deu
y su prometida me t
mi contra y me dejaron sin nada. Estaba rota, t
e reveló un secreto devastador que lo cambió todo: él era mi verdade
ítu
ista de El
años, el asistente de Julián de la Torr
nto que descansaba sobre mi escritorio: un acuerdo de termin
de su trauma mientras mi propia vida seguía hecha un nudo apretado. Cinco años de noches en ve
ar una deuda. Una deuda
mente su asistente, un hombre con
sorprendentemente fir
ilencio al otro
ará... decepcionado. Especialmente
apó antes de que pudiera contener
ono cortante-. El contrato termina oficialmente a la
de que pudi
a de Julián, la mujer cuya partida lo había destrozado hacía cinco años, es
hora de que yo desapareciera de su vida, y probablemente debería ofrecer una
ios que hacía temblar los mercados, se había convertido en un fantasma después de que Con
estrés postraumático. Había construido mi reputación de la nada, saliendo del sistema del
vida. Estuve a punto de negarme. Los contratos de alto perfil com
me mostró
echada de otra casa de acogida. Un coche se había detenido y un chico, no mucho mayor que yo, había bajado. No dijo una palabra, solo me pus
ncajó con el fantasma de ese recuerdo. Julián de la Torre. Él era el chico que me
mi sa
acepté e
primera vez a su penthouse en Polanco, me miró con p
a mi madre para picote
o de cristal de la mano antes de que pudier
sus labios. Me sentaba con él durante la noche, hablándole para sacarlo del abismo de sus pesadillas hasta qu
l comenzaron a calmarse. Regresó a su empresa, más for
n frío y distante que conocía desapareció. Se paró en la puert
as -dijo e
luchaba por mantener. Su mano se quedaba en mi brazo más de la cuenta. Una m
cía una y otra vez-. Nuestra relación
ignoraba. Intenté transferir su caso a un colega, pero de alguna ma
a mi ética, pero no podía negar la atracción. Era encantador cuando
estalló la noticia: Cons
a para él. Era para ella. Quería ser un hombre digno de ella cuando finalmente regresa
nta para evitar que su terapeuta, su
o. Mis cinco años de devoción se sintieron
das las revistas de chismes. Era hora de que yo hiciera una salida elegante ant
n un mensaje de text
te del St. Regis. Julián y yo estam
o formándose en mi estómago. Me estaba trata
che. Necesitaba ese pago final. Así que me tra
estaba entreabierta. Podía oír sus voces. Empujé la puerta para encontrar a
s ojos se posaron en mí
Algunos no tene
, su expresión
ra que yo la oyera-. Básicamente una asistente glorificada. Les pagas para qu
lo me observaba, un respald
Empecé a descargar las maletas, mis movimientos r
itaria, me detuvo en seco-. Volamos a la hacienda para l
se sentía como una cadena alrededor de mi cuello. Vi el destell
taba completa y absolutamente harta
ocas horas. Solo tenía qu
entras ellos caminaban delante, de la mano, sin una sola mirada ha
, extra caliente y sin espuma
no solo -añadió Julián, c
garraba mi bolso. Me di la vuelta y caminé hacia la
cluso a través del cartón. Ll
ano en la mesa junto a Julián-. El
impaciencia, sus uñas de
na niña,
la de líquido abrasador salpicó no sobre
adeé, mis ojos se inundaron de lágrimas al instante
a Constanza, apartándola del derrame, sus manos revisánd
í, su rostro una
¿Eres tan incompetente? ¡Podr
llamas, y él me estaba gritando. Sabía que había visto lo que
sí me esta
a por las lágrimas que me negaba a dejar caer. Una sola gota se escapó
extraña sensación de paz me invadió. Era esto. Este era el c
finalmente, ben
emente tranquila mientras me en
este momento, doy por terminado
a autoridad en su
cabas d
oz fue más fuerte, más clara, r
nun