icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La Venganza Multimillonaria Desatada de la Esposa Repudiada

Capítulo 3 

Palabras:1182    |    Actualizado en: 30/09/2025

ista de So

he después de que me trataran las quemaduras, una actuación de arrepentimiento que era a la vez patética e in

as contundentes e innegables de la infidelidad de Alejandro no solo para asegurar el divorcio, sino para gar

empre había afirmado que era para "asuntos confidenciales", y yo, la esposa obediente, nunca lo había cuestionado. Jimena una vez

fuente de humillaci

ba una pequeña caja fuerte biométrica debajo de su lado de la cama, un lugar que asumía que yo nunca

o. Nada. Mi cumpleaños.

ulso amargo y autocrítico, int

te se abrió

dolor, ni sorpresa. Solo una confirmación silenciosa y final de una verdad

asta el tercer piso y a

no a cuero y libros viejos que había esperado, sino un pe

onces

tudio. Era u

fotografías enmarcadas. Cientos de ellas. Era una histor

de su hombro. En su baile de graduación de la prepa, ella con un vestido brillante, él con un esmoquin, mirándola con una adoración que solo había visto en las película

pero no miraba a su novia. Miraba a Jimena, que estaba justo fuera del encuadre, con una sonrisa agridulce en su rostro. El

da con él era una mentira. Yo no era la e

llozo seco escapando de mis labios. Pero

fume en el escritorio. Fotografié una pila de cartas escritas a mano, notas de amor de Alejandro a Jimena, fechadas a

cito finalmente e

tar. Estaba de pie en la puerta, con los brazo

mena -dije, mi voz sorprenden

sonido fr

itos para llamar su atención. No funcionará. Pasó toda la noche en el hospita

jada porque él había mostrado una pizca de decencia hacia su esposa, que

atravesando mi dolor-. No ama a nadie más que a sí mismo. Eres solo una

e contorsio

Zo

a y punzante. Luego otra. Y otra. Retrocedí tambaleándome, mi cabeza zumband

ron y, con un gemido nauseabundo, la pesada estantería que

enorme peso de su historia compartida

borrón de movim

abía notado, una que debía conectar con su dormitori

r un segundo loco y fugaz,

jido nauseabundo de hueso. Lanzó su propio cuerpo frente a las estanterías que caían, no para pr

pero sus brazos estaban envueltos protectoramente alrededor de u

gonía irradiando por mi brazo. Es

a, llorando h

torpe, mira lo que has hec

os restos de su santuario. Vi algo en su clavícula, una cicatriz rosada y tenue donde solía estar mi nombre, tatuado en una

o de ti, Sofía -dijo,

ímbolo de nuestro vínculo desapareci

-

Obtenga su bonus en la App

Abrir