Su promesa incumplida, mi nuevo comienzo
sta de Espe
clásico y dejó que los acordes familiares de Led Zeppelin llenaran el espacio entre nosotros. Apoyé la cabeza en el
otegiendo de las miradas indiscretas de los medios, del mundo despiadado en el que habitaba. "Necesito que estés lista, Espe", decía durante nuestras
ga, de ser la hermana perdida que traía escándalo y desorden a su vida perfecta, que acepté l
o era un
la frecuencia suficiente para asegurarse de que las bisagras no se hubieran oxidado. No tenía mi
a mí-, me habría dolido, pero lo habría entendido. Me habría alejado. No habría desperdiciado ocho añ
eldad calculada. La forma en que usó mi amor por él, mi anhelo desesperado de una familia, como
o. Esta era la casa de los Soto, el lugar donde Javier y yo habíamos aterrizado después de salir del sistema del DIF. Doña Elena, su
dijo Javier
overme, su mano cubrió
o si no quieres. Pero aquí e
ahogado escapó de mis labios, y luego otro. Las lágrimas que me había negado a derramar ante la crueldad de Alejandro ahor
o apretó mi mano
ente a mí, el calor de la comida se filtró lentamente en mis huesos, ahuyentando parte del frío. Doña Elen
o sin parar. Sabía que era Alejandro. Sabía que estaba en pánico, no porque me extrañara, sino porque a su ve
e mensajes de texto, que escalaban de la confusión a la ira y
ozco no haría esto. No dejes que ese mecánico te la
Todavía no
sas rotas, todas las noches solitarias que pasé esperando. Pensé en la chica que re
espuesta. No era furiosa ni acusatoria. Era
esa chica. De
o, sonriendo en su foto de perfil, desaparecer de mi vida con una serie de toques deci
a aterrador, pero también liberador. Por primera vez en ocho añ
erramientas. Tenía que arreglar una fuga en el grifo de un vecino, inclu
de grasa y a sus ojos amables y firmes, y
, lo decía de verdad-
Y en su lugar, alguien nue
-