Su promesa incumplida, mi nuevo comienzo
sta de Alej
co
salón principal, con el teléfono todavía pegado a la oreja, escuchando el silencio. El
o de whisky en la mano. Echó un vistazo
gas. No v
e, la frase irritándome los nervio
do un sorbo de su bebida. Ni siquier
pone que debe estar aquí! Valeria está a punto de cortar el pastel.
a durante ocho años, y que esta noche, la noche en que se suponía que finalmente la recono
cullé, pasándome un
a y aceptaría esto -me recordó-. Estabas tan malditamente seguro de ti mis
is padres, el Licenciado Mendoza, cruzó mi mente. Me había
Esperanza ha esperado mucho tiempo por este reconocimiento. Que se le
ra que le dije a Fernando, la misma mentira que me d
agudo-. Es la heredera legítima de la mitad de todo. Valeria es...
a desordenada y complicada realidad de Esperanza. Valeria lloraba si su diseñador favorito no tenía su talla. Esperanza había d
o de recuperar el control-. Está tratando de d
no lo
za. Ese apellido significa algo. No va
areció Valeria, una visi
de diamantes que mandó el Licenciado Mendoza? Dijo que originalmen
e había encargado para Esperanza. Una pieza personalizada con un único y perfecto zafiro estrella -la
que se gestaba dentro de mí. Hizo un pequeño puchero-. M
ente, las palabras sabiendo a veneno-. L
. ¡Ahora, vamos! Es hora de mi discurso. Quiero que es
y el mar de rostros expectantes. Mientras caminaba, me sentí como un hombre conducido a su propia ejecución. Puse una so
a acusación flagrante. Me había dicho a mí mismo que mantener a Esperanza a distancia era
a, para proteger la narrativa familiar perfecta y sin complicaciones que había construido con tanto cuidado. Es
micrófono, su voz b
ejandro! -trinó, sonriéndome-. ¡Él siempre sabe có
éndome por el esfuerzo. Fernando me miró desde el otro lad
lado comenzó a filtrarse en mis huesos, mucho más frío que el vient
tenía a nadie a quien cu
-