Él me ahogó, yo quemé su mundo.
me dejara en silla de ruedas. Lo llamó Aethelgard, mi santuario. En su juego, yo no estaba rota; era Valky
ecnología en Cintermex. Con su brazo alrededor de mi fisioterapeuta, Dalia, le anu
biando en secreto mis analgésicos por una dosis más débil con sedantes, rale
a, mi título virtual e incluso los planes
momento, poniendo a toda la comunidad de jug
guardias de seguridad me golpearon y, por una orden casual suya, arrojaron mi
mundo donde yo nunca sufriría
ién lo hacía mi determinación. Me robó mi nombre, mi legado y mi mundo. Ahora, estoy volviendo a i
ítu
ista de El
iluminado por las luces del escenario de la conferencia de tecnología en la que estaba hablando. Una transmisión en vivo. Debería haber estado
antinatural en la habitación silenciosa. Era la misma voz que me había susurrado promesas en
abras estaba
Su sonrisa era cegadoramente brillante, una imitación perfecta de la que yo solía tener antes de que mi mundo se desmoronara con una lluvia de rocas sueltas y el crujido nauseabundo de
no, la suave carcasa clavándose en mi palma. Un videoclip, enviado por un número anónimo hacía solo unos momentos, se re
e pretende pasar e
, huecas y sin sentido. Si ella era
con un clic, derramando una franja
agadas? -la voz de Alejandro, ahora teñida de una f
repentino. Unos pasos se apresuraron hacia mí, el cuero caro de sus zapatos susurrand
nes dolor? ¿Te saltaste u
l hombre que pacientemente me había dado de comer, me había bañado y me había susurrado que mi cuerpo roto seguía siendo lo único que deseaba. Él había creado Crónicas de Aethelgar
prometer su vida a otra mujer... ese no era mi Alejandro.
é mi t
ia Herrera par
destello de pánico cruzó sus ojos antes de ser reempla
dije. Sus padres son inversionistas importantes. La han estado presionando para que siente cabeza, y me pidió que la
ra mí hacía tres meses. La que se suponía que
ervándolo. Su pánico inici
mis ojos porque se apresuró
nsajes. Todo está ahí. Planeando el anuncio, coordinando con el equipo de r
jerga empresarial y notas de agenda. Mi corazón, que se había sentido co
. Estaba cansada. Tan cansada del dolor, de la so
lajaron. Me atrajo hacia un abrazo,
de emoción-. Eres la única. Siempre. Nada
familiar de su colonia me envolvier
nueva resolución endureciendo m
sa sonrisa de salvador de
mi amor. Lo q
ntos cuidadosos y practicados. Di un paso vacilante, luego otro, mis piernas tem
artándose para re
ándome en la pared para sostener
y salió al pasillo para responder, cerr
a mano y me impulsé desde la pared. Un paso. Luego dos. Mis movimientos se volvieron más firmes, más se
a la puerta. Quería mostrárselo. Quería ver el orgullo en sus ojos, dem
justo cuando su voz llegó desde el pasillo,o, de verdad. Pero no es lo mi
gre se
acéutico. Mañana le cambiaremos sus analgésicos por la dosis más baja con los efectos secundarios sed
rá de lo nuestro