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Él me ahogó, yo quemé su mundo.

Capítulo 4 

Palabras:822    |    Actualizado en: 29/09/2025

ista de El

ejandro llegó a casa

nte mientras me levantaba de la cama y me acomodaba en mi silla de ruedas-. Estab

llí, retorciéndose las manos, un

dijo, corriendo a mi lado y agarrando mi brazo. Su agarre

on más profundo. Fue entonces cuando lo vi. En su muñeca, una delicada pulsera de pla

zón se

ltimo cumpleaños. Me había dicho que las cuentas eran fragmentos pulidos

tan intenso que se sintió físico. Jadeé, mi mano

aguda por la alarma-. ¿Qué pasa? ¿

rtando su mano-. Ningún doctor. Solo

cama, mi cuerpo temblando. Levanté mi mano izquierda, donde su gemela, una simple cade

ena se rompió, las cuentas de plata se esparcieron por el suelo como

sin importar cuánto doliera. Temblando, me levanté y caminé, sin mi silla, fuera de la habitación. Todavía no podía creer que

a que podía ver la cocina desde el pasillo. Y lo

nredadas en su cabello mientras la besaba, profunda y hambrientamente. Era u

su voz un m

r cuidado. No qui

hero, trazando un

he. ¡Y dejaste que ella consiguiera la Lágrima de Fénix

urando su dedo y

Te lo compens

sonrisa astuta. Enganchó una pierna alred

alo -r

su muñeca brillar mientras se movía. Capt

ue no le había escuchado en años. La levantó en sus brazo

rro de la ropa, eran indistintos, borrosos, como si los estuviera escuchando a

voz, clara

pia boda en Aethelgard. Una más grande.

voz de Dalia era un

prom

da. Mis sueños. Mi futuro. Me quedé allí, congelada en el pasillo, obligándome a mirar, a escuch

eso roto, me desgarró, comenzando en mi pecho

ación aturdida, el mundo una

abierta, el empalagoso aroma de su perfume y la c

cariño -dijo con voz cantarina, sin

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