Mi matrimonio perfecto, su secreto mortal
Elizon
l privada, del tipo que cuesta una fortuna y asegura una discreción absoluta. Mis dedos se movieron hacia m
che. Lo cogí con mano temblorosa. Hab
rchivo d
ió, pero tenía que sa
privado. Eran jóvenes, vibrantes y enredados el uno en el otro. Él le susurraba al oído y ella reía, un sonido genuino y
ente suya, desde el altavoz del teléfono-. Es mi estre
uevo mensaje apareció
e puntadas. Qué lástima. A él
men
ató de moldearte a mi imagen. Incluso te dio un trabajo en el mismo departamento en el que yo solía hacer mis prácticas. Cada ci
últ
o. Apenas está comenzando. Me voy a diver
er no solo era cruel; estaba patológicamente
endo en todo momento como el esposo preocupado. Llevaba un ramo de mis liri
on voz suave-.
res y se ace
ndo un asunto de negocios-. Haré que preparen tus papeles de despido y
ido por menos de un día. Me estaba borrando de su mu
ndí. Los tomó, sus ojos recorriendo la página. Ni siquiera se inmutó. Simplemente cogi
u mundo, cortado sin
o, sus dedos trazando mi mandíbula,
hermosa
a ligeramente torcido. Asomándose por debajo de la tela blanca almidonada habí
rompió el último hi
te ahí. La viste cortarme. Prometiste protegerme
-¿culpa? ¿molestia
iana. Es... frágil. No d
había pasado. Lamentaba que yo me hubiera interpuesto. Lam
, mi voz elevándose con inc
de ella -dijo, su tono endureciéndose hasta
acío frío y desolador. No era solo un mentiroso. Era un cobarde. Estaba dejando que Dian
terminaba est
me a pesar del temblor en mi alma-,
tro pa
olenta-. No vuelvas a decir eso
a. El nombre "Diana" brilló en ella. Su expresión se sua
un murmullo bajo
Leo está bien? ..
Su
goteando la ternura que me negaba-. Ya vo
, su rostro de nuevo una m
sin siquiera molestarse
rás. No preguntó si necesitaba algo
ía puntos en la cara por culpa de su amante, para correr al lado d
za que en su corazón, yo no valía ni si
scapó de mis labios. Cogí mi
mi voz fría y clara-. Quiero todo a lo qu
ó. Nunca llamó. Ni siquiera volvió a la villa. Cuando me dieron el al
habitación estaba exactamente como la había dejado: la pintura destrozada, las fotos rotas, las cartas esparcidas por el suel
grueso sobre manila que contenía los papeles del divorcio en el centr
. Que viera su pasado
iseñador, cada regalo caro que me había comprado. Los empaqué en cajas y organicé que un mensaje
e. Y había terminad
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