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Mi matrimonio perfecto, su secreto mortal

Capítulo 3 

Palabras:1211    |    Actualizado en: 29/09/2025

Elizon

l privada, del tipo que cuesta una fortuna y asegura una discreción absoluta. Mis dedos se movieron hacia m

che. Lo cogí con mano temblorosa. Hab

rchivo d

ió, pero tenía que sa

privado. Eran jóvenes, vibrantes y enredados el uno en el otro. Él le susurraba al oído y ella reía, un sonido genuino y

ente suya, desde el altavoz del teléfono-. Es mi estre

uevo mensaje apareció

e puntadas. Qué lástima. A él

men

ató de moldearte a mi imagen. Incluso te dio un trabajo en el mismo departamento en el que yo solía hacer mis prácticas. Cada ci

últ

o. Apenas está comenzando. Me voy a diver

er no solo era cruel; estaba patológicamente

endo en todo momento como el esposo preocupado. Llevaba un ramo de mis liri

on voz suave-.

res y se ace

ndo un asunto de negocios-. Haré que preparen tus papeles de despido y

ido por menos de un día. Me estaba borrando de su mu

ndí. Los tomó, sus ojos recorriendo la página. Ni siquiera se inmutó. Simplemente cogi

u mundo, cortado sin

o, sus dedos trazando mi mandíbula,

hermosa

a ligeramente torcido. Asomándose por debajo de la tela blanca almidonada habí

rompió el último hi

te ahí. La viste cortarme. Prometiste protegerme

-¿culpa? ¿molestia

iana. Es... frágil. No d

había pasado. Lamentaba que yo me hubiera interpuesto. Lam

, mi voz elevándose con inc

de ella -dijo, su tono endureciéndose hasta

acío frío y desolador. No era solo un mentiroso. Era un cobarde. Estaba dejando que Dian

terminaba est

me a pesar del temblor en mi alma-,

tro pa

olenta-. No vuelvas a decir eso

a. El nombre "Diana" brilló en ella. Su expresión se sua

un murmullo bajo

Leo está bien? ..

Su

goteando la ternura que me negaba-. Ya vo

, su rostro de nuevo una m

sin siquiera molestarse

rás. No preguntó si necesitaba algo

ía puntos en la cara por culpa de su amante, para correr al lado d

za que en su corazón, yo no valía ni si

scapó de mis labios. Cogí mi

mi voz fría y clara-. Quiero todo a lo qu

ó. Nunca llamó. Ni siquiera volvió a la villa. Cuando me dieron el al

habitación estaba exactamente como la había dejado: la pintura destrozada, las fotos rotas, las cartas esparcidas por el suel

grueso sobre manila que contenía los papeles del divorcio en el centr

. Que viera su pasado

iseñador, cada regalo caro que me había comprado. Los empaqué en cajas y organicé que un mensaje

e. Y había terminad

-

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