Los pecados de mi marido, la venganza de mi corazón
ista de El
sco de la mañana apenas lograba enfriar el fuego en mis venas. Los papel
yo tuvimos nuestra primera cita. Era nuestro lugar. La dueña,
me-. Andrés estuvo aquí ayer mismo, comprando todas mis tartas d
construido una hermosa jaula y la había forrado de seda y oro
eguntó María, con el ceño f
esponder, una sombra c
o es suyo, se
árdenas. Sostenía una silla, la que tenía la placa de latón que decía: "Rese
tud-. Andrés ha sido tan generoso. Incluso pagó mi nuevo apartamento. Dijo qu
ra en mi estómago. Andrés me había dicho que le había
grueso sobre mani
deberías
de ella y Andrés. En nuestra cama. En su oficina. En la parte trasera de su coche. Eran gráficas, íntimas y
amente y las deslicé de nuevo en el sobre. No sentí nada. La parte de mí que podía sentir ese t
Dice que tú eres... fría. Como una hermosa estatua. Fácil de admirar, pero imposible de amar. -Sonrió con suficiencia-. Pero no te preocup
tranquila-. El apellido, el ho
ostura estaba arruinando su victoria. Agarró su café helado, con
instante. La rabia desapareció, reemplazada por una mirada de puro terror teatr
-chilló, las lágrimas
mpló la escena -yo, tranquila y seca; Karla, sollozando
hacia ella. C
ndo sobre mis hombros, sus ojos buscándome cual
arla desde el suelo, agarrándose el estómago-.
zó una mirada
eligrosamente baja-. No te vuelva
y me guió fuera del café, dejando a Karla llorando en el suelo. Me llevó
en nuestra impecable sala de estar blanca-. Yo me encargar
. Quiero ir a mi estudio de arte. -Era una habi
o, bebé. Ve
por mí. Incluso se ofreció a darme un masaje en los pies más tarde
que llegaba hasta los huesos. Solo quería dormir. Escapa
de agua, su tacto
sto. Pareces
estaba demasiado cansada para que me importara. Me acosté en el
bdomen. Era un calambre vicioso y retorcido que me robaba e
agarrando mi vientre. Estaba cerrada con llave desde
carne viva. El dolor se intensificó, una agonía implacable y ardiente que trajo manchas negras a mi
o consciente fue una
sales. Estaba en una habitación blanca y estéril, con un goteo in
drés.
a irritación-. Puse un sedante en su agua, tal como querías.
oneo triunfante-. Necesitaba que le dieran una l
lo. Un sedante. Me había drogado. A su esposa embarazada. Todo para apacig
clavé mis uñas en la palma de mi mano, tallando profundas medias lunas en la
tró, su rostro una máscara de devoción preocu
ebé, estás despierta. Me