Mi cuento de hadas destrozado: Su cruel traición
ista de So
era un bajo sordo y palpitante bajo la sinfonía más aguda de dolor e
jos rojos e hinchados
é-. Leo...
iera un entierro digno, uno pacífico. Sin... interrupciones. -Miró mis piernas, ambas encerr
a hablar de él. No quería pensar en él. De
Todos sabían quién era yo. La esposa de Julián Gallegos. Hace unas semanas, me hab
lugar-. Sus lesiones son graves. Fracturas compuestas en amb
sin humor esca
etí, las palabras sabiendo a
nada. La tormenta dentro de mí había pasado, dejando atrás un páramo espeluznante y silencioso. El amor apa
nas, pero había forjad
dejado de existir y, sinceramente, estaba agradecida. Su ausencia era un bálsamo. No quería su lástima ni su remordimient
os yesos, Ana me llevó d
ospital -insistió-. Aunque sea so
ro, un lugar que Julián y yo so
e antes del accidente. Era la sonrisa que solía reservar solo para mí. Se sentía como ver a un fantasma. Helena se reía, s
ás de mis ojos: Julián abrochando ese mismo collar alrededor de mi cu
uelo pulido. Por un segundo fugaz, su sonrisa vaciló. Se frotó la sien, un destello de confu
raron. Se inclinó y le susurró algo al oído, su mano en su pecho. Lo que sea que d
e, su voz resonando
da. Todavía persiguiendo d
iseo de las serpientes. Sentí que mis mejillas ardían, pero mantuve su mirada, mi
n de bolsos de diseñador, mi corazón un bloque de hiel
e dije a la vended
dejaba eclipsar, co
l bolso de las manos de la empleada. Se volvió hacia Julián, ha
señorita lo que quiera. -Se volvió hacia mí, su voz goteando condescendencia-. Déjale el bolso, S
sonrisa lenta y fría ext
mi propia tarjeta negra idéntica de mi cartera-, sigue muy activa. Me llevaré cinco de ellos. En todos
se endureció, un músculo latiendo en su mandíbula
r mi pedido, él se acercó a mí, inclinándose h
esto es un j
ctamente a los ojos-, que c
en mi regazo. Era
las notici
ica". La imagen principal era una foto profesional mía en lencería, una foto que solo Julián había visto. El artículo detallaba una subasta secreta y de alto nivel donde hombres ricos podían pujar por mis "efec