Su perfecta mentira, mi mundo destrozado
eroso de la industria musical. Cuando el doctor confirmó que nuestro bebé
esposa; era una sustituta. Una imitación perfecta
ser mío. Era un "legado" para Gisel
uerdo de mi madre muerta, y Emilio me dijo que era solo una "baratija barata". Hi
n aborto violento. Luego, arrojó las cenizas de mi madre
todo era una farsa calculada. Yo solo er
o finalmente me encontró, rogándome que volviera a casa por
bebé habl
ítu
Camp
regalo para otra mujer, una continuación viva y palpable de un
e de la camilla cubierta de papel, mis dedos trazando la ligera curva de mi vientre a tra
su propia sonrisa cálida y genuina mientras señalaba
no, señora Garza. Todo
ente me invadió q
ensidad que hacía que mi corazón doliera de amor. Murmuraría palabras de consuelo, su voz una melodía baja y tranquilizadora que calmaba todos mis miedos. Hoy
mis dedos voland
bebé está sano y
con esa rara y deslumbrante sonrisa que reservaba solo p
a clínica privada en Lomas de Chapultepec, mi teléfono permaneció en silencio. Reprimí una punzada de decepción.
e movimiento afuera captó mi atención. Una elegante camioneta negra, la camioneta de Emilio
a en la banqueta, de espaldas a mí, moviéndose c
ado, y él se inclinaba, su brazo rodeando
voz delgada contra
brió la puerta del copiloto de su camioneta, sus movimien
hacia él, hacia el hombre que amaba. Lo seguí, mis pasos silenciosos sobre el pavimento, h
o estaba de espaldas a mí, pero la cascada de cabello oscuro y sedoso era un espejo exacto del m
omo uno de los productores de Emilio
Emilio? -rio Leo-. Aunque encontraste un
re se espesó, presionándome
a, desprovista de la calidez que yo conocía tan bien. Era la vo
esperanzador, mi mundo se enderezó. Luego continuó-: Es una i
mblaba tan violentamente que tuve que presionar mi mano
se
estado en coma durante los últimos tres años tras un trágico accidente de coche. La mujer cuyo estilo musica
ía hecho de mi inf
so de su padre, muriera, dejándome huérfana. Se deleitaba en atormentarme, su crueldad una espina afilada y constante. Mi padre, un compositor de u
is pies. Defendió mi música, me protegió de los críticos y me amó con una pasión feroz y absorbente que curó
ido el manuscrito de mi padre. Emilio se había precipitado sin pensarlo dos veces, protegiendo el manuscrito con su propio cuerpo. H
és, con la voz ronca por el humo, me
dería por ti. Moriría por ti
que sí? Me había enamorado
do la destrucción casual de mi vida, otro f
Conseguir esa cicatriz solo para conquistarla? Un poco de teleno
piración. Todo mi
llo bajo, pero la oí tan claramente c
inversión
héroe, mi mundo entero... t
Leo-. ¿Qué pasará cua
fue escalofriante
dero, el legado de los Garza. Adela puede ser su niñera. Es
y robóticos. Salí al sol cegador de la tarde, pero no sentí calo
es. Lo necesitaba. No a Emilio. Al él que estaba enterrad
l panteón y el largo y sinuoso camino cuesta arriba. Caí de rodillas ante
s. Amado Padre
, pegándome el pelo a la cara y empapándome hasta los huesos en segundos. No me importó. Seguí limpiando e
golpearme. Un gran paraguas
io estaba teñida de preocupación, con un filo agudo de
rostro que había amado más que a la vida misma, era una máscara de preo
ro traje sin importarle el lodo-. ¿Estabas pensando en
rme, su tacto s
baño caliente. Tú y el bebé nec
z instantáneamente tensa. Habló en un español rápido y fluido, un idioma que pensó que nunca
spertó? ¿E
í se desvaneció, reemplazada por una energía
s en la mano, sus m
uí. Enviaré
jada, su atención centrada por completo en llegar a su camioneta, en ll
e mí. Y entonces, un sonido escapó de mis labios. No fue un sollozo. Fue una risa.
la original. La imitac
o acunando instintivamente mi vientre. Tropecé una, dos veces, mis brazos agitándose en
iera ser un legado para una mujer que me despreciaba? ¿Un reg
ba aterradoramente clara. Las fotografías en la pared, las partituras en el piano de cola, el ar
entumecidos mientras tomaba m
voz plana y desprovista de emoc
sica que me había ofrecido una beca completa hace t
todo el día-. Me gustaría aceptar mi luga
había t