Sacrificó todo por un hombre desalmado
ta de Bárbar
un gran gesto de arrepentimiento. Se arrodilló ante sus placas conmemorativas, su he
las manos entrelazadas-. Les juro que pasaré el resto de
abía usado hacía un año, cuando descubrí lo
. Y aunque pudieran, dudo que quisieran escu
uzó sus facciones antes de ser reempl
í la pata. Te lo juro, ya termi
como para que demolieras
o las maletas. Me había seguido a las tumbas de mis padres, cayendo de rodillas bajo la lluvia, rogando, suplicando, prometiendo que moriría sin mí. Incluso había sostenido un trozo de un jarrón roto
ecisión de negocios. No t
ja e insistente contra la reverencia silenci
-pregunté, aunque ya
ojos suplicando una comprens
nte bien. Su embar
o. Me arrancó el aire de los pulmones, d
-afirmé. No er
, sacudiéndose el polvo de sus costosos pantalones, su atención ya a kilómetros de dis
piando a mano sutras para mi madre cuando estaba enferma, rezando por su recuperación con una sinceri
dolor hueco que reflejaba el de mi alma. Recé hasta que mi voz se volvió ronca, no por
ila y al perfume empalagoso de Karla. No dijo una palabra, solo me atrajo a sus brazos, su toque rudo y exigente. Me
ara luchar, demasiado rota para que me importara. Simplemente me quedé allí, una muñeca en sus
fue un chorro
iéndolo para desper
ándose l
Qu
saste
un momento, luego so
o si pudieras quedar em
r golpe físico. Mi mano reaccionó antes que mi mente, el chasquido
abía dejado con lesiones internas. Los médicos habían sido amables, pero firmes. Concebir sería un milagro, Sra. M
de borracho, la verdad se había escapado, fe
tre. Jadeé, doblándome. Una sensación cálida y húm
Mucha
me consumiera fue el destello de pánico e