Atado a él: El oscuro regreso de un espíritu
ista de El
ubo
to de concreto. Al siguiente, era... nada. Una brizna de
devastación total. Un cráter en el suelo, paredes ennegrecidas
ción de paz me invadió. El peso constante y doloroso de tratar de ser suficiente para Arturo,
a en un mundo al que ya no pertenecía. El tiempo parecía no tener se
luego más fuerte, atrayéndome de vuelta al epicentro de la ex
gó con la primera ola
ego profesional. Estaba aquí como arquitecto, consultor de la ciudad sobre integridad estr
al detective principal, su
. La bomba estaba atada a ella. Un desastre -
ostosos zapatos crujiendo sobre los escombros. Miró el suelo cham
deando dentro de mí. Una estúpida esperanza humana que se
Verá algo, un trozo de mi blusa azul favor
y serena se hará añicos, y finalmente, finalmente sen
su expres
explosión fue dirigida hacia adentro, minimizando el daño estr
eño trozo de m
especificación militar. Esto
lo que quedaba de mí. Vio una escena del crimen, un rompecabezas por
siquiera consideró
. Para él, yo solo era una molestia que había estado montando un "numerito dramático" hacía unos días.
er lo que quedaba de mí. Colocaron los fragmentos en una bolsa para ca
a, una pasajera espectral en mi propio v
n, su mejor amigo y colega, Iván Cas
e Elia? -preguntó
la ventana, con la
rdidas y una novela de mensajes de texto furios
ándome en esta fría y oscura realidad. Era
n-. Sonaba genuinamente asustada cuando su padre
sacando su teléfono-. Me está castigando
mis últimos textos para é
. Pero estaba embara
mos a encontrar. Ni en est
inexistente latiendo con fuerz
con el dolor o la conmoci
ó, su pulgar flota
a? -pregu
z goteando disgusto-. Hundiéndose a nuevas prof
La llamada, por
ra completar el drama -dijo furioso-. Bueno, ya me c
e de palabras viciosas dirigida
úmero. Borró mi contacto. Me borró de su vida tan
un vacío frío y rastrero. Los últimos vestigios de la chica que amaba a Arturo Mont
que alguna vez me amara. Ahora, renunciaba al fa
Fui forzada a ver cómo el médico forense c
na tabla en la mano, listo par
ombre que había amado, al hombre cuya indiferencia había firmado mi
entro de mí, pero no salió ningún sonido. Es