Atado a él: El oscuro regreso de un espíritu
ista de El
plastaba el alma, no por mi muerte, sino por la última conversación que tuve con mis padres.
autoimpuesto por dejar que el caso se enfriara. Funcionaba a b
ensa por el agotamiento-. Estoy en m
su voz espesa por el miedo-. No contesta nuestras llamadas. Se per
atención -espetó Arturo, habiendo perdido la paciencia-. Es una mujer ad
muertos de preocupación. Por favor, eres detective. ¿No
elo mientras se levantaba, su
e se está quedando en casa de una amiga para fastidiarme. Le dije que habíamos
el tel
ería decirle que le devolviera la llamada a mi padre, que le dijera que lo s
su atención. Mi forma espectral lo atravesó. Se estremeció, mirando por encima
uestas en bolsas de plástico. Recogió la bolsa que contenía mi relicario, el que me había d
endió dentro de mí. Tenía que
-preguntó Iván, ac
relicario en su
... fa
al desde el otro lado de la habitación-.
e Arturo se desvaneció. Arrojó la bol
s razón. N
o había elegido. Lo recordaba ahora. Había estado demasiado ocupado con una "emergencia de trabajo" para Génesis. Había
a solo otro gesto vacío, una casilla marcada en su lista de obligaciones. Todo este tiempo, había con
uien más encuentre a mi asesino. Ya no me importaba la justicia. Y ciertam
jo una avalancha de llamadas, pero cada prueba de ADN re
ano por el cabello con frustración-. El asesino limpi
n la bomba. No puede haber tanta gente en esta ciuda
ompilaron una breve lista de expertos en explosi
iberado hace tres meses. Y -agregó, mirando a Arturo-, tú fuiste el arquitecto cuyo testimonio ayudó a meterlo
ocida de Durán, solo para que les dijeran que le habían conc
staba sombrío mientra
tiene una raz
jo Iván-. Vamos a hacerle