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Ya no es April Mayo: El regreso de la heredera

Ya no es April Mayo: El regreso de la heredera

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1583    |    Actualizado en: 26/09/2025

io corporativo por una casa sencilla, al lado del hombre que me

e otra mujer. Llamó a su aventura una "fusión de empresas", pero los titulares c

a embarazada del "único heredero legítimo". Delante de todos, me ofreció un trab

, se quedó a su lado y no dijo nada mientras

z temblorosa, y me hizo una pregunta que

tener un bebé... e

istiéramos a su fiesta de compromiso, donde él empujó a nuestro hijo al suelo y lo

o, salí de esa vida para siempre e hice la llamada al imperio que hab

ítu

Cárden

con el aroma del perfume de otra mujer. No era barato ni corriente. Era caro. Jazmín y r

asco, el brillante CEO de una empresa tecnológica en ascenso, y nuestro hijo, Dante. Pero antes de eso, yo era Abril Garza-Sada, la única heredera del

sentía como una tumba que

aban en mi mente, un dolor fantasma que nunca pude quitarme de encima. "Él no es de los nuestros, Abril. Su dios es la ambic

nas. ¿Dónde estaba la heredera despiadada ahora? Se sentía como un fantasma, una historia que contaban s

del pasillo. Se movía con una confianza silenciosa que una vez había acelerado mi pulso. Ahora,

mi lado, sus dedos apartando suavemente un mechón de cabello de mi mejilla

oz un murmullo bajo e í

s una hora antes. "¿El magnate tecnológico Emilio Velasco y la socialité Sofía de la Torre: una unión hecha en el cielo de las fusiones?". El artículo iba acompañado de u

o. Estaba en su cabello, en su piel, impregnado en la t

con el pretexto de finalizar la fusión entre Innovaciones Velasco e

revolviera en sueñ

da de un asco que solo era parc

día sentir la tensi

con Sofía se alargan. Ya sabes cómo e

facilidad. Sofía. No la s

stello de vergüenza en sus movimientos. En unos minutos, volvería oliendo a mi jabón

dependiente de la influencia y el poder de otra mujer pert

recogido, bendecida con una vida tranquila que no merecía. Nadie sabía que yo era la mujer que

os duros de su pecho. Seguía siendo guapo. Devastadoramente guapo. El mismo hombre que me había sacado de los restos d

había patinado en una placa de hielo y se había volcado. Él había sido el primero en lleg

as. Recuerdo la fuerza bruta en sus hombros, la intensidad en sus ojos oscur

oche, su voz espesa con una posesividad que

o sería su única pareja, la madre de sus hijos, la muj

tó atraerme a sus brazos. Pero el fantasma del jazmín y las ro

murmuró, su aliento

Estoy c

Ese hombre se había ido, reemplazado por e

puerta principal rompieron el tenso si

un sonido de p

date

abriéndose, y luego la voz baja y urg

la señorita de la Torre se ha sent

re se m

e Emilio, sin dudar, sin pensar

para

n, poniéndose una cami

n. Le dan unas migrañas

hablando de una socia de negocios. Pero el

a, y soy el único que sabe cómo masajear

, un destello de culpa

te des cuenta, Abril

n nuestro hogar, mientras él iba a consolar a otra mujer. Espera

le di una pequeña y tensa sonr

Tómate t

isa y pensó que era aceptación. No vio el hielo formándos

lic, dejándonos a Dante y a mí en el silencio

que yo

o volvería a esp

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