Ya no es April Mayo: El regreso de la heredera
Cárden
llozos que me atravesaban como metralla. Lo abracé fuerte, susurrándole p
pó contra mi hombro, su voz pequeña
o en su cabello-. Mucha gente te quiere. El abuelo Jor
dose para mirarme, sus ojos rojos e hi
e madera en su bolsillo. Era el últ
o quiero d
gué el nudo en mi garganta,
n que nos quedemos aquí. Quieren que lo llames 't
shock. Lentamente, su mano soltó el lobo de mad
-sus
súplica d
ta mi cumpleaños. Tal vez... tal vez venga.
o trozo de amor del hombre que acababa de repud
, besando su mejilla manchad
acto sobre la mesa. El silencio en nuestra pequeña casa era ensordecedor. Finalm
co años, Emilio. Ha estado sentado junto a la ventan
por un largo momento. Luego
agadas, sus hombros caí
una pequeña y temblorosa sonrisa-. El
a punto de volver a llamar a Emilio, de gritar y enfurecerme y exigirle que arreg
a. Tengo una sorp
. Una pequeña chispa de esper
de mi cumpleaños! ¿Crees que m
otro
fiesta esperán
samor anterior olvidado. Parloteó emocionado todo el camino,
llena de globos y serpentinas. Estaba llena de rosas, cientos de ellas, e invitados elegantemente
un imponente pastel de varios pisos y corrió directa
ción repentinamente silenciosa-. ¿Me estás es
ojos se abrieron de par en pa
ba vestido con un esmoquin a medida, Sofía aferr
n a susurrar, sus ojos
es...
ue no te
Dio un paso atrás, alejándose de D
e. Empujó a Dante, no con fuerza, pero lo suficiente como
abiertos de par en par
l, tomándolo
s v
ero la fiesta apenas comienza. Tenía tantas esperanzas de que vinieran. -Levantó su teléfono, mostrándome los mensajes qu
ntra el cost
s que este niño callejero no
go, miró a Sofía, a los invitados poderosos e influyentes, al imperio que es
su res
o de furia-. Y su padre es el hombre más grande del
a irme, pero Sofía
udo escozor de su bofetada resonando en el salón-. ¡Mie
tud, su rostro una másca
arruinarlo todo!
me y zarandeándome. Un puño conectó con mi estómago, dejándome sin aire. Enrosqué mi cuerpo al
milio. Estaba congelado, su rostro un lie
tía que le debía por salvar mi vida todos e
e había liberado de mis brazos y se había arrojado a los pies de
or que ningún niño debería conocer-. Por fav
No papi
on. Emilio miró a Dante, su rostro c
qué me
corrían por su rostro, pero su mirada
señor. No seremos
no, un niño pequeño y roto guiando a su madre maltratada, salimo
en mi bolsillo. Un
e a Dante. Estaré allí esta
talla, su rostro
ja pero firme-, ¿el ab
ada en el mu
es vámo
afía, cada carta, el pequeño lobo de madera. Mientras el último recuer
puerta y nunc
-