Juntos resurgimos de las cenizas
ista de Xi
piración. Solo lo rompía el bip rítmico y silencioso del monitor cardíaco de Gloria y el susurro estéril
humo tóxico. Me pregunté si Gloria lo habría escuchado a través de su sueño agitado e inducido por los
aza rota, pero fue la vista de mis manos lo que me hizo subir la bilis a la garganta. Estaban envueltas en gruesos vendajes blancos, descansando inútil
ntidad. Mi alma mi
estaba pálido, sus pecas resaltaban como diminutas motas marrones sobre una estatua de mármol. Inclus
entre
lló sobre mí. Por ella. Por el sobrino que nunca
das, ¿verdad? -sus
. Estaban apagados por el agotamiento y l
capando de mis labios-. Las bodas grandiosas, las promesas...
to doloroso en sus ojos. Kael probabl
vergüenza quemándome las m
de Gloria s
ué
lorencia. Dijo... dijo que casarse conmigo fue el error más grande de su
ncogerme de hombros como si no importara, como si mi corazón no fuera un desastre hecho añicos en el
mano, sus dedos roz
olor que llegaba hasta los huesos-. Déjalos ir a los dos. Tan pronto como pod
a mirada que no había visto en mucho tiempo. La vieja Gloria. La que luchaba por lo
nteniendo desde que desperté en esta pesadilla. Lloré por mis manos, por mi música perdida. Lloré por Gloria, por su beb
estado ta
das: guapos, poderosos, encantadores. Nos habían perseguido sin descanso, colmándonos de regalos
con sus adorados hermanastros. De repente, nuestras llamadas no eran respondidas. Las citas nocturnas se cancelaban. Kael, que solía mirar a Gloria como si fuera el sol,
a. No éramos sus amores. Éramos sus peones. Una forma de vengarse del exmarido de Florencia, un rival de negocios que despreciaban. Casar
corazones siempre le habían pertenecido a Florencia. Solo estábamos viviendo a su
mi estómago. No solo nos habían descuidado
as destrozándome-. Están... están in
tó mi brazo
año... es poco probable que pueda vo
ras pérdidas asentándose sobre nosotras. Habíamos r
ían dado nada más