Las manos de ella, la traición de él, el imperio de ella
hic en La Condesa. El aire vibraba con ri
da de otra persona. Sus manos, todavía ligeramente vendadas, d
estaba
gritaba por atención. Cada vez que se reía, tocaba el brazo de Rodrigo, un
odrigo, una mujer de ojos am
u accidente, querida.
sponder, Carla habló, su voz
rible. Le sigo diciendo a Rodrigo
s hombros de Car
pa, Carla. Fue
que no fue solo un accidente, que se ignor
ducto q
aja pero firme-. No vamos a hacer esto aquí. -Le ha
a, sus ojos se ll
stá bajo mucho estrés... puede autosabotearse, ¿sa
venenosa. Que Clara se había lastimado a sí mism
miró, sin
abras. Se volvió hacia Clara, y su rostro era una máscara de
ando a ella. Frente a todas estas personas que
algo que
de Carla, limpiando una única y perfecta lágrima. Fue un gesto í
eció. El ruido se convi
pie. Su silla ras
voz delgada y frági
. Podía sentir todos los ojos sobre ella.
ó haci