Rechazada por mi Alfa, reclamada por mi Corona
vista d
aire estaba impregnado de su aroma -pino y tormenta- pero ahora estaba contaminado, m
ía sop
ibros, cualquier cosa que tuviera su aroma. Los agarré, brazada tras brazada, y los arr
avorita sobre la creciente pila, un eleg
mi
a Laila con una ternura que me cerró la garganta. Con cuidado, tomó a
r", le oí murmurar.
pasaba por allí. Vio la escena y una amplia sonrisa se extendió
de genuina calidez mientras miraba a Laila. "Felicid
como sucedía. Una mentira repetida sufi
los hombros de Laila con su brazo, atrayéndola más cerca, y sim
su manada, yo
ada en medio del caos que había creado. Frunci
cia mí, dejando a Laila junto al auto. "Es
nté, mi voz plana, desprovista de emoción.
as una escena", dijo con desdén,
tarse, soltando un pequeño llanto. La aten
finitivo. "Laila y el bebé se quedarán aquí de ahora en adelan
eja destinada y embarazada a vivir con lo
o de esperanza de