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El cielo la mandó, el infierno la obedeció

El cielo la mandó, el infierno la obedeció

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Capítulo 1 Vendida

Palabras:1671    |    Actualizado en: 12/09/2025

r a Eliana Murray, pero una extraña presión

n dos mujeres de mediana edad. Una de ellas la sujetaba por los

dijo Eliana, y, sin pensarlo, lanzó una p

asta que cayó al suelo con un g

a, cómo duele!", gr

es de Eliana y se apresuró a ayu

tuvo en seco al sentir la áspera soga que le mordí

a haberse dormido en casa de su madre adop

ridas, con una puerta asegurada por un cerrojo oxidado. Un únic

su compañera, le gritó a Eliana: "¡Perra!

arla, pero la otra muje

einta mil por ella, y con esa car

brazo. "Le dimos suficiente sedante como para tumbar a un caballo. No entiendo c

os ojos y preguntó:

rato es comprobar si sigues siendo

r si era virgen? ¡Qué ridículo! No tenían ni idea de con quién se estaban m

o; una sola palabra suya bastaba para destruir a

filados brillaron mientras forcejeaba

? ¿Quiénes so

. Había dejado todo en Eighvale al enterarse de que su madre adoptiva, Jane

guiente. En lugar de eso, despertó atad

"Janessa te vendió. Coopera y tal vez te consigamos un buen hombre. Si te

guntó Eliana, incrédula, como si acabara de

entonces, la exhibía como su "hija adoptiva", aunque todos sabían que en r

erminables, manos llenas de rasguños y un

idad pudo. A los doce años, ya tenía los

euda que sentía por el tec

le de dinero. La cantidad total que le había dado a su madre adoptiva podría

ue Janessa estaba en su lecho de muert

ue jamás imaginó: la habían vendido p

anessa la recibió con so

había cambiado. En realidad, Janessa

Udrerton. Debió haberles hecho caso, porque en

o. Las cuerdas cedían, sus dedos arañaban los

e incrédulo: "Están locas. Janessa nunca me

tiempo fuera. Su hijo Neal está a punto de casarse con la hija de u

as! Tenemos que confirmar si todavía eres virgen. Si no lo eres, no pagaremos el resto. Y ni se te ocur

a y peligrosa. "Ahora veremos

s. Se abalanzó hacia adelante, agarró a la muje

garre de Eliana. Su rostro palideció, para luego tornarse de un rojo in

pero Eliana le soltó una patada en e

d y, con una tos húmeda, escupió

ntró la voz para grita

por la puerta con garrotes y lueg

n movimiento de manos más rápido de lo que ellos

n paralizados, sorpren

s patadas de Eliana los dejaran tendidos en el s

había arrojado antes intentó sorprenderla

iente, Eliana se giró y la noqueó

l cobertizo en llamas. La intensa luz d

dor, ignorando los gritos débiles y de

Su atención estaba fija en la residen

de personas no m

to, los Holt pa

ando unas voces re

Que traiga

a los aldeanos, que corría

Eliana mantuvo la cabeza gacha y se escabulló entre la m

egar a la casa

o una nube de polvo, pero en cuanto entró

uró, mientras una fina sonris

dían esconderse. Los rastrearía ha

a; ahora era el momento de ajustar cuent

habitación de niña: un cuartucho sofocante habilitad

léfono que guardaba bajo la almohada habían desaparecido. Dentro

que volver a Eighvale fu

so que podría encontrar un teléfono en el pueblo

os pasos apresurados resonaron desde

ozó una sonrisa afilada. Debían de ser l

en una hoz que estaba apoyada contra la pared,

ta no era ninguno de los Holt. Frente a ella habí

de barro y el cabello revuelto por el viento. Detrás de él

a un costado, Eliana pre

lta, sobresaltado, y se

. Ella vio la incredulidad apoderarse de él, seguida de una i

¡Lia!", gritó, corriendo ha

so, cuando la hoja de la h

ás y le cortarí

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