Su Cruel Obsesión, Su Agonía
amables y manos suaves, trazó las líne
edimiento mayor, señorita Garza. Conlle
un mes después, dándole
to, su mano firme. El nombre 'Sofía Garza' en el pap
bía jurado que preferiría morir antes que perderla. Ese hombre se había ido
alizado, un lugar seguro lejos del alcance de Da
a en el sofá, Isabella sentada a horcajadas sobre él,
primero, apartán
So
ella hacia él, su mano deslizándose bajo su camisa. Estaba
a, luego miró a Sofía co
u voz goteando falsa dul
o Sofía no sintió nada. Una calma serena y escalofriante s
era el único lugar al que Isabella tenía prohibido entrar. Damián lo había
s pedazos. Destrozó la guitarra hecha a medida que Damián le había regalado en su p
lo. Las llamas saltaron, consumiendo el pasado,
bo ido, regresó a
ento en que Sofía entró, Isabella soltó
s uñas arañando el rostro de Sof
da, demasiado aturd
ando? -preguntó, ap
ara atronadora de furia. Inmediatamente fu
lla, señalando a Sofía con un dedo t
uñó Damián, sus ojos fijos
anchando el mármol blanco. Un pequeño sobre vacío yacía a su lado. Era un
Lástima por el niño no nacido, y por la mujer
na-. Estuve en el estudio todo el tiempo
ó otro solloz
iempre ha estado cel
urrándole palabras tranquilizadoras al oído.
brazos. La arrastraron fuera de la habitación, hasta el s
ared, el metal frío m
a del dolor. El amor que había sentido por Damián era un recuerdo lejano, un eco dé