Una Mentira Perfecta: Su Esposa de Muñeca
o sentí. Un cambio en la atmósfera. La charla aleg
arnación viva de un escándalo. Pod
el
sicóp
uido, y comencé a caminar hacia el escenario al otro lado
r gritó. "¡Es ella!
odio. La gente se abalanzó sobre m
ntir
uer
caban de persona, que yo no era
rabia. No querían la verdad.
í para lastimar a Gia de
parte delantera de mi vestido, pegándose a mi piel. Lueg
e tiraban del pelo. Traté de defenderme, de abri
en el costado de la cabeza. El dolor explotó d
e cerca de la salida, observando. Carlos tenía un brazo protector alrede
los ojos de Carlos se encontraron con los
voz ronca por la deses
ia soltó un pequeño grito teatral y se a
volvió a ella al instante. La levantó en brazos y la
o de Gia sobre el hombro de Carlos. Estaba
mar de pies que pateaban y gritos de enojo. Un dolor agudo me atravesó las costillas. Otra p
ente lo habían lograd
eco amargo y burlón en mi mente. Había elegido salvarla a ella, a su preciosa y perfecta original,
. Pensé que iba a morir allí mismo, en
s del caos, una v
odos ustede
illó a mi lado. Era el hombre del incendi
hombro. "¿Estás bie
había visto en años. No me miraba como si fuera un monst
ero todo lo que sa
u propio cuerpo. Me sacó del salón de baile, lejos de
que sentí antes de desmayarme fue la fuerz
. Y ahora, él me había salvado