Una Mentira Perfecta: Su Esposa de Muñeca
mino. Solo agarraba el volante, con la mandíbula apretada. Probablement
ciente. La fiesta ya estaba en pleno apogeo, la música
ó Carlos, su voz baja y urgente. "Finge ser ella por unas
ta y se alejó antes de que pudiera responder
i cabello peinado exactamente como el de Gia. En el momento en que apa
¡Por
ientes después d
usar. Se sentía como una máscara. Murmuré algunas respuestas ed
ando que adormeciera el pavor que se enroscaba en mi estómago. Me s
bar. Era guapo de una maner
n amigo", dijo, sus ojo
, dije, dánd
as así, Gia. Sé que estás pasando por un mo
or de mi cintura. Me estre
manos de en
y feo. "¿Haciéndote la
a dar vueltas. ¿Era este el plan? ¿Qu
ampaña, el estrés, todo era d
extremidades se sentían pesad
murmuró, su aliento caliente en mi cuello. Comenzó a arrastrar
ue tengas una noche memorable", me susurró al oído
solo acoso. Era un ataque. Organizado por Gia
o fue un jadeo ahogado. Mi cabeza estaba
rte, cariño. Carlos se aseguró de eso.
travesó la niebla. No iba a
l gritó de sorpresa, su agarre aflojándose
poniendo todo mi peso en ello. Aul
cubitera decorativa, y la balanceé con todas mis fuerzas. Cone
n la cubierta
tillas. Corrí, empujando a los invitados sorprendidos, ignora
de correr. Corrí hasta que mis pulmones ardieron y mis piernas cediero
desastre. Temblaba incontrolablemente. Bu
todo se vo
nuevo. Lo primero que vi fue el ros
staba allí porque estaba preocupado. Pensé
ces h
ste?", gruñó, su vo
undida. "Yo..
ponía que debías dejar que sucediera! ¡El plan era que te encontraran, angustiada y humillada. ¡Habría ge
podía respirar. No estaba enojado porque me había
urré, el horror de todo invadiéndome. "M
te! ¡Ahora el tipo está en el hospital con una conmoción cerebral
o que era una trampa, que Gia estaba detrás d
a mentirme! ¡Gia nunca haría alg
u versión de los hechos, en la historia que ella le había contado. Me acusó de
e mí se rompió. La última y diminuta brasa de esperanza
mi corazón un peso muerto en mi p
e estabas confundida e histérica. Que atacaste a un hombre inocen
espo
", repitió, su voz p
. Los papeles del divorcio estaban firmad
sola vez, r
tido rítmico del monitor cardíaco, cada sonido un recordatorio
lida y valiente. Carlos estaba a su lado, su brazo envuelto protectoramente alrededor de ella. Los
del hospital e
rgos", le dije
arlos y Gia. Las rompí en pedacitos, dejándolos caer al suelo como nieve. Recordé sus
o que resonó en la habitación estéril