La Novia Abandonada, la Ilusión Destrozada
n su interior. Se dirigió a El Palacio de Hierro. La terapia
diseñador cuando una voz familiar cor
ero
ición limitada, el mismo que Juliana estaba exami
ó a la vendedora, su voz tranquila y
, dando un paso adelan
a lenta y deliberada, sus ojos recorriendo la ropa de imitación de Karla.
rvino con suavidad. "La señorita De la Veg
e ella. "¡Claro que puedo pagarlo!", siseó, hurgando en su bolso y sacando una tarjeta de crédi
rvaba, su expresión de u
te intervino. Se interpuso entre las dos muje
, dijo, su voz baja y enoja
us hombros temblando. "Damián, me está m
ira en Juliana. "Déjala que se lo quede. ¿P
zándose. "No llores. Puedes tener el bols
e lástima por Karla a desaprobación por Juliana. Vieron a un hombre g
ró una mujer. "Es
es su ex", comentó otr
Ya no le interesaba el bolso. No
goteando desdén. "Hará jue
o en ese momento, una penetrante alar
, corriendo hacia las salidas. La multitud
equilibrio y cayó, su tobillo torciéndose dolorosamente debajo de ella. Un
través de la multitud aterrorizada. Tenía a Karla envuelta firmemente en
su voz cruda de desesper
rándose con los de ella por un segundo fugaz. Ella vio un de
pecho: "¡Damián, tengo m
luego a la mujer que lloraba en
arla de la tienda, dejando
ranzas se hizo añicos
echo. Apretó los dientes, ignorando a la gente que corría a su lado. Se levantó
dad de la calle, su pierna cedió. Se derrumbó en el
parentemente se había separado de él en el último empujón hacia las p
l suelo. Corrió hacia ella,
a, ¿est
ora y exigente- se había ido. En su lugar había una extraña, alguien que lo miraba sin rastro de emoción,