Bajo la lluvia de Paris
marcando su presencia en París. Sin embargo, su mente no estaba centrada en la ciudad ni en el clima. Estaba atrapada en los pensamientos de la noche anterior, en la ch
as, en las promesas de lo que podría ser si se permitía abrirse. Tomó su abrigo, se puso una bufanda cálida y salió al pasillo. A tra
contraron, y Clara sintió que su corazón latía un poco más rápido. El hecho de que él estuviera allí, tan inesperadame
uya que siempre parecía aliviar cu
ente. Se acercó a él y, sin preguntar, caminó a su l
el silencio con una pregunta ligera, aunque sabía que él probable
rece en las guías turísticas -respondió Thomas, su tono suave pero lleno de una invitaci
en Thomas que la invitaba a explorar, no solo l
onrisa, sin pensar demasiado en la decisión. A veces, la
llenas de estantes con libros antiguos daban la sensación de estar en otro tiempo, lejos del París moderno. Había una pequeña mesa en
el refugio perfecto para lo que ambos necesitaban. La conversación comenzó sin pris
dijo Clara, observando los li
uno de mis lugares favoritos. Aquí puedes pe
r qué, pero algo en su interior le decía que no había necesidad de correr con
ara de repente, mirando hacia él. - M
su expresión, como si estu
e a nosotros, pero tenemos miedo de verlas. O tal vez porque no sabemo
o, dándose cuenta de que nunca había tenido una conversación así, tan di
Tal vez solo busco algo que me haga sentir que est
como si quisiera decir algo m
él suavemente. - Yo creo que eso es lo que más nos asusta. A veces,
alguien le hablaba de esa manera, como si entendiera lo que pasaba
parece más claro ahora, pero al mismo tiempo
como si la respuesta ya e
. La vida no siempre tiene que estar tan definida. A ve
a forma en que Thomas hablaba, en su calma, que la hacía sentir más s
, con un tono suave. - ¿
ogió de hombr
sé si lo que estoy haciendo es lo correcto. Pero... también sé que eso es parte de ser h
rsonas. Thomas no tenía miedo de admitir que no tenía todas las respuestas, y eso, de alguna manera, la hacía s
rse cuenta. - Me siento bien habla
, una sonrisa pequeña y
l. No tenemos que apresurarnos, Clara. Podemos simplement
bía llevado durante tanto tiempo comenzaba a aligerarse. Estar con él, habla
onde no tuviera que esconderme -dijo Clara, sintiendo una
omo si todo lo que había dicho tuviera un peso profu
con un brillo en los ojos que hizo que Clara sintiera que, tal vez,