Bajo la lluvia de Paris
tó. Había algo reconfortante en la lluvia persistente, algo que la hacía sentir más conectada con la ciudad, como si pudiera esconderse detrás de sus gotas
ente. La forma en que él la hacía reír sin esfuerzo, cómo su presencia se sentía como un refugio en medio de su tormenta i
ando algo que leer mientras pasaba el día en su apartamento. Pero antes de
e Thomas cortó el s
se acercaba caminando con esa misma confianza que le había notado desde el primer día,
Clara, sin poder evitar la cali
poco mojado por la lluvia, pero su
tal vez podríamos encontrar un lugar para refugiarnos -
omas apareciera en su vida con tanta frecuencia, per
o sus palabras fluían sin esfuerz
o suavemente cuando cruzaron la puerta. El lugar estaba lleno de luz cálida, y el olor a café recién hecho envolvía el ambiente. Tomaron asie
o de la tranquilidad que la lluvia había traído consigo. No era necesario hab
me hace pensar. No solo en lo que es obvio, sino en lo que se esconde debajo de las gotas. Hay algo h
comentario. Algo en su voz, en la manera en que hablaba, la hi
a, sintiendo curiosidad por sus pensamientos. Había algo en
os se encontraron en un silencio compart
e. La lluvia no solo limpia la ciudad; también limpia las posibili
e. Algo en su manera de observar lo que otros no se molestaban en ver. Tal vez ella también necesitaba esa "limpie
ara, con una suavidad que apenas se percibía. No l
aluara sus palabras. Su expresión se su
llá de lo que está frente a ti. A veces, lo que más necesitamos no
ra vez en mucho tiempo que alguien le hablaba con tanta comprensió
, levantando la vista ha
buscando las palabras adecuadas. No parecía apresurado,
lmente, con una sinceridad que hizo que Clara se sintiera expuesta, pero
e no esperaba. Había algo en lo que él había dicho que tocaba una parte de
suspiro suave. - He estado buscando algo, pero a
, como si quisiera hacerle saber que est
cuestión es no dejar que esa sensación te controle.
cercanía, en la forma en que la entendía sin juzgarla, la hacía se
taza frente a Clara, luego se acomodó en su asiento, pero no apartó los ojos de ella. Clara lo miró un
lluvia no es la única cosa que puede ser un
omento, no había necesidad de más respuestas. El refugio estaba allí, entre ell