Desde que su padre había muerto, la idea de enfrentarse al hombre que le había arrebatado el control d
padre había construido todo eso. Había trabajado toda su vida para llegar a ese punto, para ofrecerle a ella un futuro de lujo y seguridad. Ahora,
, donde Ricardo Varela tenía su oficina. La asistente, una mujer de cabello rub
entras tecleaba en su computadora.
saba en todo lo que iba a decirle a Ricardo. Cuando la puerta se abrió
acio. Su traje perfectamente ajustado y su postura erguida lo hacían parecer imponente, incluso si se quedab
profunda, pero no condescendiente. Un tono calc
olvió la mirad
era. ¿Podemos hablar?
sentó sin decir nada, pero sus ojos nunca se apartaron de él. Sabía que e
torio, aún observándola. -Sé lo que estás pensando, Vale
lo pensó ni
que hiciste no tiene excusa. Mi padre
fue una sonrisa que
as de hadas. -Se cruzó de brazos, su mirada nunca dejando la de ella. -Tu padre tenía visión, sin duda. Pero se
frunció
quitaste todo lo que construy
a cabeza, como si pensara cui
hora. -Cuando el mercado cambió, tu padre se quedó atrás. Lo vi. Lo vi en sus ojos, en sus
emarla por dentro. ¿Cómo podía ser tan frío? ¿Cómo podía habl
de quedarse quieta. -Tú destruiste lo que mi padre construyó. Y ahora yo voy a recuperarlo.
u postura. Durante un largo silencio, sus ojos perman
recostó en su silla, y su voz se suavizó, pero su mirada se endureció.
mirada. No podía dejar que
das. Estoy exigiendo que
una risa baja,
esto no es personal, Valeria. Esto es sobre el futuro de la empr
a grieta, una debilidad, algo en lo que pudiera agarrarse. Pero lo únic
voz firme. -¿Te basta con controlarla to
ceja, clarame
resarme en este momento? Todo lo que quiero es que la empresa funcione.
o había algo más detrás de esas palabras? No podía evitar la sensación de que Ricardo no
elves lo que es mío, esta batalla será mucho más d
tana. Desde allí, observaba la ciudad, como si pens
no es un juego. Y el hecho de que tu padre no pudo verlo, no significa que debas
a que la lucha sería larga, pero algo dentro de ella le
-dijo con firmeza. -Lo que importa es qu
mente, con una son
Valeria.
quedaron mirando al otro, sabiendo