nsación de que todo lo que había creído sobre su padre y su legado se había desmoronado. En su mente no paraban d
bía sucedido realmente. Se sentó frente a la computadora, y comenzó a revisar los archivos de la empresa. Sabía que
icos de su padre. Algo en su interior le decía que debía buscar en los detalles má
Eran intercambios aparentemente normales al principio, pero conforme avanzaba, los men
Si no tomamos decisiones rápidas, podríamos perde
un escalofrío. ¿Qué est
ria encontró el c
toy seguro de que con paciencia, podemos re
pondido poco después c
tú lo sabes bien. No me hagas tom
re había intentado mantenerlo en secreto. Había confiado en el hombre
rdo directamente. Pero no solo quería confronta
ntró en el edificio, su corazón latía rápido, pero se obligó a mantener la calma.
re, rodeado de documentos y pantallas. N
su tono despreocupado, pero con una
e, más fuerte de lo que pensaba que podía ser. -
estrecharon, pero no se mostró sorprend
o hicimos fue parte de la dinámica de los negocios. Nada más. -Di
ura. -Mi padre te dio todo, Ricardo. Y tú le pagas
antó de su silla. Caminó hacia la ventan
los negocios no se hacen solo con buenas intenciones. A veces, se hace lo que se tiene que hacer. -Se giró hacia ella, sus ojos
pulmones. Las palabras de Ricardo la golpearon, p
-dijo, su voz cargada de incredulidad. -Todo esto no tie
finalmente estuviera ca
a perdiendo el control. La empresa ya no era lo que solía ser. Los números no cuadraba
ercó, mirándo
ar lo que hiciste. Tú... simplemente lo
durante unos segundos ante
por el bien de la empresa. Porque si no lo hacía, todo habría fracasado. -Hizo una pausa, como si esp
arela, el hombre que había arrasado con todo lo que
aber es por qué. ¿Por qué destruir a un hombre q
ontraron con los de Valeria. Había algo en él que no podía
a. A veces, las decisiones difíciles deben tom
ombre ser tan frío, tan calculador? Pero lo peor de todo era que tenía razón e
odía. Su padre había sido engañado, y ella iba a
voz baja pero llena de determinación. -No me import
nto, como evaluándola. Lueg
sus talones y salió de la oficina, dejando a Valeria sola, llena
aición, ahora se había convertido en una