Su hijo secreto, su vergüenza pública
tida. Mi madre, Leonor, se preocupaba por mi
osa, cariño.
estaba de pie, co
nuestra noc
e sus vidas. Yo era la única espe
Morales. El aire estaba cargado de palabras no dichas
cialidad solo para ti. U
almendras de la benzodiacepina mezclada. Ni siq
lla, luego a mi padre. "Significa mucho que estén todo
ección. Tomé una cucharada de la sopa. Luego otra. Comí la mitad del tazón, m
nutos, me llevé un
. Creo que el turno en el hos
reocupación una obra maestra de fi
al tocador un momento?", pregunt
Ricardo. "Estare
res. Las personas que se suponía
scapándose antes de que pudiera detenerla. "¿Por lo
o. Hubo un destello de algo en sus ojos -cu
dijo mi padre, su voz un poco d
ra más. No insi
aleg
erré la puerta con llave, me arrodillé ante el inodoro y me obligué a vomitar, mi cuerpo convulsionando hast
tuación, pero las n
aba esperando. Estaba vestido para la fiesta, la fiesta de Krystal,
nriendo. "Por nosotros
el fondo de mi copa. Una segun
de la prometida enam
rosa. Dejé que pensara que estaba mareada
rodando de su lengua con facilidad practicada. "Una c
y, mirándolo directamente a los ojos, la bebí toda de u
so rápido. Salió por la puerta sin una
la champaña, mi cuerpo temblando por el esfuerzo. Cu
estar, donde una única caja de regalo elegantemente envuelta
emayor, un hombre que me había mostrado pe
r entregado en la fiesta a las 10 p.m. en punto.
tora Montemayor",
a USB, una pequeña bocina portátil
aba en pleno apogeo. Podía verlos a todos a través de las ventanas -Iván, Krystal, Leo,
ibró. Un mens
en 30. E
perfecta y falsa felicidad. No sentí nada. Ni i
lla haciéndose añicos en el concreto de abajo.
da a la reluciente mansión y caminé hacia el a