Cinco años, un amor que se desvanece
a. Camila se movía como un autómata, limpiando y v
estaban sus únicos tesoros: una foto descolorida de ella y Julián, unrostro en la foto, la pu
surró a la imagen silenciosa-. No
cio. Era Alejandro. Su voz era fría y
fico de una pastelería al otro l
ó antes de que p
do una tormenta. La llu
vez y luego cerró la caja. Cogi
pró el pastel, estaba empapada hasta los huesos, su
andro. Chantal, envuelta en una ma
en la voz-. Vas a ensuciar el piso. -Se volvió hacia Ale
ió la figura empapada de Cami
rdisco al pastel
usta. Ve a buscarme otro. De l
ento, el agua goteando de su cabello s
tá
salir a l
ífico que tenía que comprar en una cafetería a una hora de distancia. Un libro que solo estaba disponible en una tienda especia
l finalmente se declaró satisfec
urrida. Hagamos una fiesta.
habían venido, se
ijo Bruno-. Es gravemente alérg
tió Chantal, con los ojos llenos de
l mayor defensor de Chan
e arriesgue su vida por u
ollozos, buscando c
endo malo
ostro sombrío, cogi
tá
bía estado de pie en silencio en un rincón, se
? -exigió Alejandro,
oz ronca por la fiebre-. O peor. -Se volvió hac
brillo cruel y triu
í está
Camila sacó un pequeño paquete de pastilla
to. Por
mpezó a
ro quemándole la garganta y el estómago. La habi
, sus nudillos blancos. Un dolor sordo y punzante comenzó en su pecho. Obse
él. El acuerdo comercial que salvó trabajando durante 72 horas
ue no significaba nada. Que su devo
ndose por él, sintió que se l
a que amar a Chantal. Se lo repitió a sí mismo como un mantra, un inten