La amarga venganza de una esposa
una mentira, sin hijos por una rara condición genética que, según él, mataría a cualquier mujer que llevara a
repente, Bernardo siempre estaba ocupado, apoyándola en "difíciles ciclos de
confesó a sus amigos que su amor por mí era una "conexió
en el Lago de Como, en la misma villa que m
a mí, usando una mentira sobre una condición genética mortal como exc
iendo sobre un viaje de negocios, s
e yo lo había
aneaba su nueva vida, yo ya
ar a un servicio que se especializaba en u
ítu
r con vistas al Bosque de Chapultepec, un apellido que abría cualquier puerta y una historia de amor que comenzó en la preparatoria. Pa
rlo a luz. Una rara condición genética hereditaria, la llamaba él. Una bomba de tiempo que, según afirmab
on la voz tensa, su mano apretando
icar su propio y profundo deseo de tener una familia. Volcó sus instintos matern
egó el u
l de la Torre, se estaba muriendo. Desde su cama de hospital, rodead
je de la Torre no termina contigo. Hazlo
Esa noche, Bernardo se acer
o, con la voz cuidadosamente
speranza hacía mucho tiempo,
de alquiler
embrión, su útero. Tú serías la madre en todos los sent
ía de todo. Una semana despué
mismos pómulos altos, el mismo tono verde esmeralda en los ojos. Era más joven, quizás una década más jo
n brillo extraño en los ojos-. La agencia dijo
da baja, murmurando sus respuestas. Parecía abrum
tarde esa noche, atrayéndola hacia él-. Ella es solo un recipiente. Un med
de la mitad de su vida, y eligió creerle. Tenía que hacerlo. Era
as comenzaron c
do estuviera en la clínica. Empezó a fal
altas horas de la noche-. Las hormonas la tienen muy sensible. Los mé
mida con Bernardo. Compró mantas suaves y ropa cómoda para
ido un fin de semana en Valle de Bravo, so
n -dijo por teléfono, con la voz apresurada-. Tengo qu
ebanada de pastel de la pastelería, el
iera llamó. Un mensaje de texto
clínica. No me e
bebé. Es un proceso estresante. Él está tan involucrado como yo.* Se aferró a las explicaciones com
se estrelló contra el costado de su coche. El impacto fue violento, una sacud
sonó, y luego sal
emblorosa-. Estoy bien, creo, pero mi coche está
llamar a una grúa y la llevó a urgencias para que la revisaran. Tenía un
on el teléfono en silencio en la mano. Volvió a
lor en su pecho. El departamento estaba oscuro y vacío. Encendió las luces y vio una copa de vino
vo una reunión. Pero la semilla de la duda, una vez plantada, era ah
igos en un club privado del centro. Sofía, todavía cuidando su brazo torcido y una c
al salón privado, escuchó el murmullo de la conversación. Se detuvo
su voz, clara y sin cargas,
leno de una pasión que ella no había escuchado en años-. Con Sofía, es... es u
ano suspendida sobre el pomo de
gos, Marcos, s
a idea, Bernardo? ¿Manejar a las
le revolvió el estómago a Sofía-. Sofía tendrá a su bebé y será fel
es. Se apoyó contra la pared, la madera fría en ma
golpe final, e
, su voz bajando a un susurro conspirador-. Una secreta. Solo nosotros y algunos de sus amigos
abía prometido llevarla para
ando un jarrón decorativo de un pedestal en el pasillo. Se hi
se abrió de golpe y Bernardo apareció allí,
Qué haces
etrás de él, sus rostros una
o sabía que poseía. Miró a su esposo, el hombre que planeaba un
, con la voz firme-. E
una conversación ruidosa y forzada sobre la bolsa de val
ien? Te v
omo una marca de hie
Un día largo. -Miró más allá de él, hacia la ha
na última y desesperada súpli
de Bernard
taría aquí? Ella es solo el vientre de alq
ilidad tan despectiva que le robó el alie
ntió len
La herr
ros conmocionados de sus amigos ni l
ijo por encima del ho
a calma gélida se extendía por sus venas, congelan
n iluminó la tableta que Bernardo había dejado
esperar a que llegues y me quites esta ropa. La tarde de
e iba a Boston por un viaj
ravés de una película de lágrimas que se negó a dejar c
n edificio de oficinas elegante y discreto en Reforma. El letr
ución absoluta. La vida que conocía h