, lo suficientemente bajo como para que solo
sobre sus hombros. Lo sostuvo con firmeza, y ambos caminaron lo más rápido que pudieron hasta la habi
el pecho, mientras comenzaba a toser. Mario no estaba de acuerdo, per
sano. Ni siquiera cuándo comenzaron sus malestares, aunque podía asegurar que fue consciente de ellos por primera vez
dicos en secreto, pero ahora ya no podía hacerlo más: las personas lo reconocerían como el rey, y por más monedas que ofreciera, siempre cabía la posibilidad de que alguien pagara más y revelara su estado de sal
el mismo consejero, informando que lo recibiría a la mañana siguiente, muy temprano. A los demás, les había dicho que el rey se
importa lo que digan los demás? Tu título está por encima de todos. Si quieres, podrías mandar a cortar la cabeza de quien
uier error podría sentenciarme. Antonio está molesto porque, al final, la corona fue para mí, y nada me asegura que no esté conspirando en mi contra. Él es amigo de los hombres del consejo; no puedo arriesgarme. Mi
tu p
en que firmó su retiro, dejó de tener competencia
or del agua y el vapor le aliviaban el cuerpo. Eso era
tán calientes. Lo llaman curativo. Ha ayudado a muchos enfermos que han ido hasta allí. Deberíamos ir, al meno
remos. Por ahora, debo permanecer aquí -le respon
maba a la puerta. Mario se levantó de la s
ado y no puede ser interrumpido por
soy nadie! ¡Soy Evangelina!
milia tenía la costumbre de casarse entre primos, y ella se había mantenido soltera, incluso a sus treinta años, con esa intención. Pero la verdad era qu
lliam pudo imaginarse perfectamente cómo le cerraba la pu
*
fijarse en los hábitos personales, no podía evitar descartar a algunos por comportamientos inmorales y reprochables. Algunos tenían denuncias públicas por abuso de poder y por agresiones s
de valor o recursos; todos ustedes tienen méritos. Sin embargo, tomé mi decisión pensando en lo que necesitamos en este tiempo y en el futuro. Espero, de tod
da secreto sucio del poder, cada hombre que había usado el oro o el miedo para ascender. Por eso, sus sugerencias eran siempre certeras. Con frialdad, había ayudado a elaborar una lista depurada, dejando fuera a los corruptos, violadores y e
a que ocuparán -anunció con voz firme, proyectando autoridad-: Frederick Grinpot, Xavier Truman, Alonso Newma
legidos estaban furiosos, heridos en su orgullo. Varios, con el rostro encendido por la humillación, se removiero
dará la razón. He elegido a estos diez hombres porque tienen lo que se necesita: poder, sí, pero tamb
emnidad: "Juro por mi honor y por mi sangre que serviré al rey y a la corona con lealtad. Que jamás corromperé mi puesto. Que, si llega
os del consejo, ancianos de mirada turbia y manos envejecidas por el poder, se pusieron de pie en sincron
a partir de hoy, Sebastián Sanderson será nombrado Marqués de Fairmont. El viejo castillo
lliam notó ese temblor en su mirada que no venía solo de la emoción, sino también del
l consejo pueden retirarse. A estos últimos, les deseo una ju
e fueron breves. Al final, solo quedaron los nuevo
o espero que juntos podamos construir algo mejor. En unos días, celebraremos un banquete en su honor. Recibirán una invitación con los detalles. Les ruego que vengan
s. El rey, en cambio, aprovechó el momento para retirarse. Sentía cómo el cuerpo le pesaba m
do sangre dos veces. Su lengua lo sabía, pero su mente no que
ógnito. No quiero llamar la atención. A mi padre le diré que salgo a ver el estado del pueblo, las neces
evaba semanas viendo los p
-respondió con suavidad, mientras arrojaba los últimos trapos