s se acostumbraba a la idea de que estaba a punto de iniciar una nueva etapa de su vida. La noche anterior había sido una de esas en las

s manos y una actitud relajada, tan típica de él. Él había tomado el control del desayuno, como si nada hubiera

iado. Era como si para él, todo estuviera no

omo si realmente perteneciera allí. ¿Acaso no veía lo que ella veía? Una mentira perfectam

y tomando la taza de café que él le ofreció. Sin embargo, a pesar

nsiderado "real" a ojos de la ley. Las fotos que tomarían no eran solo un recuerdo; eran una prueba que debían entregar para el

la hiciera parecer ni demasiado extravagante ni demasiado casual. Mientras tanto, Julián eligió algo que a ella le pareció más cómodo que apropiado: una

í? -preguntó Sofía, mir

sin entender

a cualquiera, ¿no? Solo est

esta situación era limitado. Esto era lo que él había decidido, y en algún luga

ue Sofía había anticipado. Sin embargo, cada clic de la cámara sentía como una parte de su vida que se desmoronaba. ¿Cómo podía estar participa

tomaran una foto "espontánea". La idea de capturar un momento genuino, incluso si era actuado,

fotógrafo, mirando a

Pero, como si algo la impulsara, empezó a reír de manera natural. Julián la imitó, y lo que empezó como una sonrisa forzada se convirtió

da por un momento, sin entender por qué esa foto, de todas las que toma

nque no dijo nada, su postura cambió, como si también hubiera sentido la carg

n suspiro y se acomodó en la silla. ¿Qué estaba pasando con ella? ¿Por qué esa risa había sido tan difícil de olvidar? Du

gen que la desestabilizaba. Aunque ella había estado en el centro de todas las tomas, esa foto espontánea fue la que la hizo cuestionarse.

como si todo fuera parte de una actuación que había decidido interpretar. Para él, era una a

ulián, su risa relajada, y los ojos brillando con algo más que una sonrisa falsa. ¿Había algo más en esa risa

agen le había afectado tanto. Sabía que no podía dejar que se mezclaran los sentimientos, pero habí

su plato y la miró, viend

tó, notando el camb

arlo, respondi

taba pensando.

ada. Simplemente volvió a mirar su plato, como s

algo había cambiado. Y tal vez, ese algo era lo