Ladrona De Mente
omedios. Miguel había insistido en que fuera, "para despejar la mente". Pero al ver a Catalina en el
el corazón martilleándome en el pecho, di un
una pregunta para nuest
o se hizo denso. La señora Morales me miró con ad
a todos, aquí y ahora, cómo es posible que un argumento basado en premisas erróneas sobre la síncopa jarocha pueda ll
na palideció visiblemente. Murm
puesta, Miguel se interpuso entre nosotras.
soportar que alguien más tenga éxito! ¡Deja en paz a
ón se sintió fría y amarga. Él, que conocía mi dedicación, mi amor
para recuperar la compostura. Con lágrimas fi
. Miguel tiene razón, si estás molesta por tus pro
ca. Lo hizo con fluidez, con confianza, como si eso probara su conocimiento. La multitud, impresionada por su apare
arlo más. Las lágrimas de rabia y frustración que había estado conteniendo brotaron sin control. Di me
nca, y todo el dolor, la desesperación de mi vida pasada y la impotencia de esta, salieron en un sollozo desgarrador. Lloré
Se sentó a mi lado, pero su presencia y
ue calmarte. Sé
as con furia. Mi voz era fría, vacía de t
namorado. Veía a un extraño, un hombre que valoraba más el éxito
abó, M
¿De qué
iego, alguien que prefiere defender una mentira brillante a
vuelta
ntil! ¡Estás tirando
aso hacia mi propia liberación. Había perdido a mi mentor, a mis compañeros y ahora a mi novio. Es
-