Ladrona De Mente
nto al escenario, su rostro una máscara de horror mientras los paramédicos me subían a una camilla. El dolor en mi tobillo era agudo, blanco, pero nada comparado
abía quién lo había hecho. Catalina. Su sonrisa, falsamente preocupada desde el otro lado del escenario,
vestuario y giró la narrativa. De repente, la víctima era yo, pero de mi propia negligencia. "La joven promesa, Sofía, descuidó su propio vestuario en un acto
n mi ataúd. Mi madre, mi única familia, no pudo soportarlo. El estrés, la injusticia, la impotencia, todo se acumuló en su frágil c
do, me sentí completamente sola. Una noche, en el silencio de nuestro pequeño apartamento, tomé una decisión. Si mi vida de baile había terminado y mi madre se iba, ya no quedaba nada por lo que luchar. Sostu
todo se vo
arpa
lo de luz
mbido familiar. Estaba de pie, tras bambalinas, con el corazón latiéndome a mil por hora. Mi tobillo... no dolía. Lo moví,
las de una joven de dieciocho, llenas de vida. El calendario colgado en la pared d
No era el más allá. Era una segunda oportunidad. Una oportunidad pa
en cinco minutos
mer instinto, el de mi vida pasada, fue sonreír y decir qu
esta
detalle. El listón, la caída, el dolor, la sonrisa
nando más fuerte y fi
hombre gordo y siempre a
s el solo principal. ¡
de los zapatos de baile. No los que Catalina había manipul
a onda de choque inmediata. El
e esto significa para tu carrera?
e por el área tras bambalinas. Me negaba a moverme, manteniendo la calma mientras el caos crecía a
ión en su rostro era la confirmación que necesitaba. Ella esperaba que yo saliera al escenario, que cayera, que me destruyera. Mi negativa había arruinado su plan. Vi el destello de malicia en sus ojos, el mismo que recordaba de mi lecho de m
-