Un Amor que Trascendió Dos Vidas
el cinturón con furia. No me preguntó si estaba bien, no m
Sof
o fue u
lo que h
la cabeza hacia la ventanilla rota. El sabor metálico de la sangre llenó mi boca. Me quedé helada, no tanto por el dolor físic
liendo del coche. Sus voces eran un murmullo de
ja, mi vida!
raba suavemente. La vi a través del espejo retrovisor que colgaba de un hilo. Ten
mamá. Me d
un susurr
la de la lluvia con sus propios cuerpos. La abrazaban, le limpia
e me
di
da bajo el volante. Una mancha oscura y pegajosa se extendía por mi pantalón, pero el
El primero era Fernando, el hombre al que yo amaba con toda mi alma, el hombre por el que habí
, como si yo fuera parte de los escombros
a? ¿Qué
Su mirada se posó en mí, y en sus ojos no había más que un desprecio abs
na respuesta. Se volvió hacia
quiero que Clara la v
, se
nguna delicadeza, tirando de mí hacia afuera. Un grito ahogado se me escapó cuando mi pierna se liberó con un"necesito un doctor. Creo
na risa sin humor
as dar gracias de qu
ra. Me metió en una pequeña caseta de herramientas abandonada al lado de la carretera. El lugar olía a humedad y óxido. Me a
dientes para no gritar. Sentía la sangre caliente corriendo p
Perdí la noción del tiempo. Escuché pasos afue
z era un graznido ronco.
eta de Ricardo se recortó co
despertar a la
do," le supliqué.
n la que creí ver una duda en su rostro. Pero entonc
s dicen que solo fue el susto y un rasguño. Está durmiendo ahora... Sí, señor... Sofía está... control
ostro volvía a ser un
ste. Es
o, y con ella, la certeza de que nadie vendría. La esperan
moda en la ambulancia, seguramente en brazos de Fernando. Luego, mucho
puerta de
. Quizá venía a cumplir su tardí
ya no po
os abiertos miraban a la nada. La gran mancha de
ropio cuerpo, cómo sus ojos se abrían de par en par, cómo el color desaparecía de su rostro. Dejó caer el teléf