Venganza desde la Cuna
esos, recordándome la sangre en mis sábanas y
el Príncipe Alejandro, consolab
ntasma al amanecer al despertar y sen
dos meses. El bebé está sa
e golpeó: la alegría, la desesperac
ómo mi hermana, egoísta y hermosa, rechazó e
príncipe, ocupé su lugar p
embarazo, llena de arrepentimiento y celos, se
hitaba en mi habitación, su traición la daga que causó la pérdida d
on su sonrisa perfectamente e
xclamó, abrazándome con frialdad y el
n era un témpano de hielo: este hombre solo un peón,
rtunidad. No para ama