Su Amor, Mi Condena Eterna
cia regres
alma. El aire frío se aferraba a mi piel, haciéndome temblar. Abrí los ojos lentamente, y la fa
mó en mi garganta. No, n
lobos, con su sonrisa carismática y su aire de poder salvaje. A la izquierda, Vladimir, el señor de los vampiro
jor amiga, mi hermana del
mo la recordaba, llena de una emoción superf
mi vida anterior, su fascinación por la
un movimiento de cabeza. "Es tan guapo, pare
le sonrió, una sonrisa que prometía poder y adoración. En mi primera vida, esa sonrisa la h
algo, o quizás su naturaleza superficial simplemente la hacía más audaz. Miró de A
uros de la fortaleza de los lobos, con el corazón martillándome en el pecho. Carla, suplicando ayuda desde su
ía", su voz, un
o el e
es de que sus colmillos se hundieran en mi cuello. El último sonido que escuc
o. El dolor fantasma en mi cuello era
, mirando a Alejandro
sición como Reina de la manada, una posición que odié cada segundo, la hab
a sonrisa triunfante de Alejandro y la mirada confundida de Carla. Camin
frente a
con una intensidad que me hizo sentir desnuda. No dije na
r hacia Alejandro, su risa emociona
reina!" ex
elegir. No sabía nada de las otras "compañeras" del Alfa, de la crueldad casual, de la lucha constante por la atención de un lí
era vida, mi interacción con Vladimir fue casi nula, hasta el final. Pero en ese último momen
gante. No tocó mi piel. Simplemente flo
ofundo, sin la calidez fingida de Alejand
hacia la oscurida
imir se alzaba frente a nosotros, una estructura gótica que parecía arañar el cielo nocturno. Era intimidante, silenc
ue se filtraba por un alto ventanal, de repente se sintió abrasadora en mi piel. Un g
a cintura y me jaló bruscamente hacia la sombra más profunda del
tona, pero su agarre era firme, protector. "La luz de
la sorpresa. Él me había salvado. Un simple acto, una reacción instintiva. Y en ese pequeñ