Herencia Oculta: Mi Dulce Venganza
mos en su oficina, un espacio moderno lleno de libros de leyes y un ligero olor
rato de por medio", dijo Arturo, sin rodeos. Él era un viejo amigo de l
ital de operación, todo había salido de mi cuenta bancaria. Tenía las transferencias, los estados de cuenta, los correos electrónicos donde disc
. "No podrá sacar un peso hasta que esto se resuelva. La vamos
bros. Había una salida. No era li
. "Inicia el pro
e la cena en "Fuego Lento", recibí una llamada de un númer
o! ¡Me congelaron las cuentas! ¿Q
í", respondí con calma, mientras le hacía una seña a
sto! ¡Este restaurant
n 'restaurancito'. Ahora que no puedes usar su dinero
otro lado de la líne
e salgas con la tuya", amenazó.
ue no era una
rar, agotado. Una camioneta de lujo se detuvo bruscamente frente a mí, y de ella bajó
mbloroso adornado con un enorme anillo de
calle se detuvo a mirar. El
una escena", le pedí, tratan
la vida a mi hija! Después de todo lo que ella ha hecho por ti,
ro, diseñadas para herir, p
uestra relación, señora"
uerías acercarte a nuestra familia, a nuestro dinero. Pero te salió
momento sentí ganas de reír. Ellos, que vivían obsesionados con el din
ía despreciado durante una década, y por primera vez no s
ara que los curiosos que nos rodeaban escucharan bien. "Sofía no puso un solo peso. Solo pu
muerto de hambre, un don nadie. Mi hija es una Del Valle. No vamo
n en su círculo para la gente de servicio, para los que no tenían
iberación. Ya no había nada que salvar, n
", le dije, dándole la espald
lla, de sus gritos, de su veneno.
ardo! ¡Nadie te va a querer! ¡Vas a
razón, en medio de ese escándalo callejero, me sentí más fuerte y más seguro de mí mismo que nunca. El alivio de no tener que volv