Mi Tercera Boda: La Elección Final
ndo la capilla improvisada, un lugar adornado con
ponga a esta unión, que hable
lcón", su mandíbula tensa, una sonrisa de triunfo apenas contenida en sus labios. A mi izquierda, Emilio, "El Sombra", sus o
ndo mi boca, de mis gritos ahogados mientras Emilio, a quien creí
e círculos negros que descendían, el sonido de los picos y las alas de
a oportunidad. No
Mi mano no fue hacia Mateo, ni hacia Emilio. Fue a mi bolso de no
tendió por la sal
carta de amor, ni una confesión. Era un documen
a mi lado, sino a la congregación de sicarios y
opon
y fuerte, cortan
se desvaneció, reemplazada por una confusión
l ceño. "¿Es otr
o no puede continuar," declaré,
en un caos de susurros
paso al frente. Su presencia era un fantasma que se negaba a desaparecer. "¿C
ctora, pero yo conocía el v
a y cruel. "No seas ingenua, Fina. ¿De ve
flores, al sacerdote compra
prueba. Emilio y yo queríamos ver a quién elegirías fin
fí
dida, la mujer con la que me habían confundido desde el p
y fría que me aclaró la mente. Ya n
egir a ninguno de los dos." Mis ojos se clavaron en los suyos, uno por uno. "Mi prometido es
is palabras se asentaran. "Es
una bomba en la capilla. El silencio fue absoluto,
orsionó en una máscara de incredulidad y furia. Se ab
volotearon hasta el suelo como confeti sucio. "¡El León ni s
en mi piel como garras. Su calma se había roto,
ces no elegirá a nadie." Su rostro se acercó al mío, su alien
erarme. "Y no soy Sofía. Soy Josefina Lóp
e! Eres solo una impostora, una copia barata de la verdadera Sofía." Gritó a la m
oloroso. El dolor subió por mi hombro, agudo e insopor
o portón de la capilla se abrió d
traba en el umbral. Su rostro era impasible, sus ojos fríos como e
con silenciador, apuntando direct