Mis Queridos Familias Crueles
a mole, el fa
abía visto en años, el vapor de la olla grande le empañaba los lente
, me dijo, su voz sonaba extrañamente dulce, ca
leyendo el periódico con una concentración que parecía falsa, como si es
gía la palabra, a menos que fuera para pedirme dinero, e
con este calor" , dijo, y su amabilid
enferma, casi muriendo. Dejé mi vida, mi pequeño departamento y mi trabajo en la ciudad para ven
dijeron que habían exagerado un
e quería una familia normal, se sintió feliz de verlos, de sentarm
el periódico con cuidado, "tenem
uando iba a anunciar una mala noticia
ocio, algo grande" , continuó, sus ojos pequeños y astuto
la comida que olía tan bien de
pregunté, mi voz
jo Ricardo, demasiado rápido. "Es solo una presentación, par
tido, y la sonrisa en la cara de
é tengo que ver yo
i mi pregunta fuera la c
esestimando mi preocupación con un gesto de la mano. "Es un viaj
a la única palabra que siempre parecía importarles
mí ganó. Quizás solo estaban nerviosos, quizás esta era
je, forzando una
n toda la tarde, mi padre asintió satisfecho y Ricardo me dio
e no fu
re, el aire acondicionado no servía y el calor del desierto
padre conducía con los nudillos blancos, mirando por el retrovisor cada dos por t
pregunté, solo para
espetó Ricardo, su voz
se había caído, revelando al mismo patán de siemp
por un camino de tierra sin señalizació
amino a ninguna hacienda" , dije, el pá
espondió, s
cuando Rica
al, me agarró del brazo, su fu
e estás lastimando!" , g
lo apretó
, su cara a centímetros de la mía, s
scando ayuda, supli
esión era fría, vacía de cualquier e
o con una calma que me heló la san
e negocios, no era una presentación. Era otra
s con la otra me tapaba la boca para que no gritara, el camino de
do el cielo de un naranja sangri
un color ocre que casi se mezclaba con el paisaje. Había buganvilias m
d, comenzó a crecer dentro de mí. El olor del polvo mezclado con las flo
con
tado aqu
tuvo. No podía s
i memoria, años construyendo una nueva vida lejos de
portón y Ricardo me sacó a rast
, su voz sin emoción, como si
ió de una pequeña puerta lateral. Tenía la cara marcada por una
ocí al i
de los hombres de co
onocimiento, como si yo fuera una más de las
ajó con una claridad
me había llevado a con
ían ve
staban entregando, era el mismo del q
había criado mi
doptivo, las mismas personas que me habían aprisionado con su a
o. Y mi propia sangre m