Una Madre sin Nada que Perder
vacía. El silencio
adernos de dibujo sobre la mesa, su ropa d
zando sus cosas, llorando has
a puerta de mi casa f
espaldas del hospital, entraro
ron una
comenzó a destrozar mi casa. Rompieron los platos, volcaron los muebles, pisotea
, destruido
pared. Estaba en su uniforme de la Marina, sonriendo
a descolgó
avor, eso no
contra el suelo. El cristal se hizo añi
héroe bajo sus botas sucias, hasta que solo q
en el suelo, rodeada d
ruido mi hogar. Y ahora, habían profanad
an quit
ía nada q